Big Week (VIII), última parte.

 26/2/1944

 El día 25 de febrero se dio por terminada oficialmente por parte de la USSTAF la Operación Argument. De nuevo el clima era el que mandaba, y para los siguientes días se esperaban nubes cubriendo los principales objetivos en Alemania, por lo que en las siguientes jornadas la 8ª FA se dedicó a bombardear emplazamientos de las V-1 en las inmediaciones de la costa del Canal, algo que agradecieron las exhaustas tripulaciones. No hubo una incursión importante hasta el día 29, cuando la 3ª División de Bombardeo con un total de 226 Boeing B-17 atacó la ciudad de Brunswick, pillando totalmente por sorpresa a las defensas alemanas, que sólo consiguieron derribar un bombardero. Habría que esperar hasta el 6 de marzo para la siguiente fase de grandes operaciones, nada menos que con destino a la "Gran B", o sea, Berlín. Pero eso ya es otra historia...

En primer plano vemos a los Republic P-47D Thunderbolt del 78º FG, que acaban de aterrizar tras otra misión de escolta, mientras en el aire los Boeing B-17 del 91º BG dan vueltas sobre las pistas esperando su turno para aterrizar. En la primavera de 1944 la 8ª FA estaba alcanzando su mayor poderío, y en marzo ya contaba con veinte Grupos de Boeing B-17, diez de Consolidated B-24, siete de Republic P-47, tres de Lockheed P-38 y otros tres de North American P-51. Si a esta descomunal armada aérea unimos las unidades de la 9ª FA táctica y todo el personal que necesitaban para su organización, esta claro que en esa época en East Anglia había casi más norteamericanos que británicos.


 Pero si la Operación Argument (que recordemos teóricamente iba a ser un gran esfuerzo combinado de la USSAF y la RAF para atacar tanto a la industria aeronáutica como a los propios cazas alemanes) la había comenzado la RAF la noche del 19 al 20 de febrero, serían los mismos las que la darían por terminada, un tanto sorpresivamente, ya que como hemos comentado sir Arthur Harris no estaba precisamente por la labor. Sin embargo, la noche del 25 al 26 de febrero decidió lanzar una gran ofensiva sobre una ciudad que, hasta la fecha, apenas había sido atacada: Augsburgo.

 Es cierto que el mismo día 25 la 1º División de Bombardeo de la 8ª FA acababa de atacarla, pero centrándose en las factorías de la compañía Messerschmitt en las afueras de la ciudad. Con anterioridad a este ataque, la antigua ciudad sólo había sido bombardeada en una ocasión: el día 17 de abril de 1942 a "alguien" en el Ministerio del Aire Británico se le ocurrió que la mejor manera de poner a prueba las capacidades del nuevo bombardero cuatrimotor que apenas había comenzado a entrar en servicio con la RAF, el Avro Lancaster, era realizar una misión diurna sin escolta volando a ras del suelo durante todo el trayecto por territorio ocupado hasta la lejana ciudad para soltar unas cuantas bombas sobre las factorías de la empresa MAN en la ciudad, que construían, entre otras cosas, motores diésel para submarinos. Un total de doce aparatos de los Sqn 44º y 97º realizaron la misión, o al menos lo intentaron, ya que siete fueron derribados entre los cazas y la flak, mientras que los cinco restantes regresaron dañados. La factoría de MAN sufrió daños mínimos.

 Pero para el acto final de la Big Week el Bomber Command preparó concienzudamente esta misión con la idea de causar una gran devastación y minimizar pérdidas, y ciertamente consiguieron ambos objetivos, a su manera, por supuesto. Siguiendo la reciente pauta de ataque de la noche anterior sobre Schweinfurt, que consideraron como positiva, de mandar dos oleadas con un intervalo de dos horas entre ellas, un total de 594 aviones (461 Avro Lancaster, 123 Handley Page Halifax y 10 de Havilland Mosquito formarían el grupo de ataque. También se pusieron en práctica todas las misiones señuelo de distracción como fueron posibles: 131 aparatos de los modelos más anticuados de Short Stirling y Halifax tomarían una ruta más al norte simulando la típica incursión hacia Berlín, pero en realidad se dedicaron a sembrar de minas la bahía de Kiel. Grupos de Mosquito realizaron diferentes incursiones por el continente: 22 de ellos atacaron los aeródromos de la Luftwaffe en los Países Bajos, 15 más atacaron ciudades más al norte de la ruta principal de la corriente de bombardeo hacia Augsburgo, otros cinco realizaron vuelos de contramedidas electrónicas, y al menos 10 más actuaron como cazas libres en patrullas Serrate. Incluso hubo otra pequeña novedad: los dos grupos de la corriente principal volarían en esta ocasión por la misma ruta de llegada hasta el objetivo, pero durante el primer tramo del trayecto utilizarían la misma ruta, bien conocida por los alemanes, que utilizaban las unidades de las OTU para las misiones de lanzamiento de panfletos sobre zonas ocupadas. Un gran despliegue, con un total combinado de 777 aparatos en el aire esa noche.

 El resultado es que la fuerza principal tuvo poca oposición, y el bombardeo de la ciudad fue considerado como muy efectivo. Digo de la ciudad porque el bombardeo se centró en el histórico casco antiguo de ésta, que quedó casi arrasado. Las factorías de Messerschmitt de las afueras apenas fueron dañadas, pero de eso ya se había ocupado la 8º FA el día anterior. Las cifras de bajas siempre son muy controvertidas, pero se calcula que murieron alrededor de 730 personas, con más de 1.300 heridos. La efectividad del ataque sobre las viviendas fue tal que unas 85.000 personas se quedaron sin su hogar. Al menos una cuarta parte de los edificios de la ciudad quedaron arrasados. Gran parte de la destrucción fue debida a los incendios, ya que esa noche la temperatura alcanzó los -18ºC, por lo que el río Lech estaba congelado, impidiendo a los bomberos usarlo como fuente de agua, por lo que los incendios se descontrolaron y finalmente alcanzaron incluso algunas de las factorías de las afueras.
 Para el Bomber Command las pérdidas de esa noche (contando con cuatro aparatos que se perdieron por colisiones aéreas sin intervención del enemigo) sumaron 21 aviones de la fuera principal (16 Lancaster y 5 Halifax), más otros 4 que se perdieron en la operación señuelo de minado de Kiel (3 Halifx y 1 Stirling), un porcentaje de bajas del 3,2% en el esfuerzo total de la noche, lo que comparado con las pérdidas habituales de las misiones sobre el área de Berlín era toda una victoria, al haber logrado además "borrar" de la lista una de las pocas ciudades que quedaban relativamente intactas. Por supuesto la propaganda nazi volvió a acusar a los británicos de realizar "bombardeos terroristas" sobre zonas residenciales. Parece ser que a esas alturas de la Guerra al Ministerio de Propaganda Alemán se les habían olvidado los bombardeos de la Luftwaffe sobre Varsovia, Rotterdam, Belgrado, el blitz nocturno sobre Gran Bretaña o las misiones Baedeker, por citar algunos ejemplos. 

 Estas dos noches consecutivas de buenos resultados sobre Schwenfurt y Augsburgo para el Bomber Command fueron todo un alivio, sobre todo para las tripulaciones, acostumbradas a las fuertes bajas de la misiones más al norte de Alemania. Las relativamente escasas defensas nocturnas de esas ciudades más al sur y el gran despliegue de misiones de señuelo habían dado buenos resultados... pero habían puesto a la Luftwaffe sobre aviso, y no caerían tan fácilmente en la trampa otra vez. Cuando un mes después el Bomber Command intentó otro gran ataque al sur de Alemania, la noche del 30 al 31 de marzo sobre Nuremberg, los controladores de las defensas nocturnas reaccionaron sin dejarse engañar y la RAF perdió cerca de 100 bombarderos pesados, la última gran victoria de la Nachtjagdwaffe.

Esta imagen de la enorme bodega de 10 metros de larga de un Avro Lancaster del No. 57 Sqn nos da una idea de la enorme capacidad de carga del modelo (por supuesto a expensas de otras características). Esta carga en concreto era conocida como "Usual" (cada tipo de carga tenía su propio nombre) y generalmente era la usada contra las ciudades: en el centro aparece una gran bomba HC de 1.814 kg ("Cookie") rodeada por hasta 12 paquetes de bombas incendiarias, cada uno con 236 pequeñas bombas de unos 1,8 kg cada una. En total, unas 6,9 toneladas de bombas, que el Lancaster era capaz de transportar hasta objetivos más allá de Berlín.



El final de la "Big Week"

 Hay que decir que el término de Big Week con el que la Operación Argument ha sido más conocida desde entonces no fue cosa ni de los aviadores que participaron en ella ni siquiera de sus mandos, si no de los responsables de la propaganda militar y de los reporteros que seguían asiduamente las operaciones de la 8ª FA en Gran Bretaña. 

 En cuanto a los resultados de esta operación, desde entonces se ha estado comentando si realmente fue tan "grande" como los publicistas de la época la llamaron. Para ello hay que ver, bajo mi modesta opinión, dos asuntos distintos: las frías estadísticas y las no tan frías y menos mensurables, de una forma objetiva, consecuencias en el desarrollo posterior de la Guerra Aérea. En cuanto a las cifras, por descontado también pueden dar lugar a controversias, pero sólo podemos fijarnos en las que han llegado hasta nosotros, generalmente a través de los Aliados, ya que los registros alemanes no están tan claros por razones obvias. Aunque un poco tediosas, ahora veremos unas cuantas de ellas, pero hay unas en especial que no dejan mucho margen a la interpretación: son las referentes al número de salidas de bombarderos y del tonelaje lanzado: la 8ª FA realizó unas 3.300 salidas y la 15ª FA unas 500, con un tonelaje total que rondaba las 10.000 toneladas de bombas. Estos números de salidas realizadas y de tonelaje lanzado equivalen aproximadamente al total lanzado por la 8ª FA en todo su primer año de operaciones desde Gran Bretaña. El que se realizara en escasamente una semana nos puede dar una idea de lo enormemente que había crecido el poderío aéreo de la USSAF y del gran esfuerzo realizado en sólo una semana. Para mi, estos datos son sin duda lo más elocuentes, y verdaderamente se pueden calificar como de "Gran Semana", al menos hasta esa fecha, ya que no podemos olvidar que la USSAF seguía creciendo y que pocos meses después era aún mucho más poderosa.

 Los datos son aún más escandalosos en lo referente a los cazas de escolta, pero aquí ni siquiera merece la pena compararlos con los realizados anteriormente, ya que fue a finales de 1943/principios de 1944 cuando comenzó una auténtica explosión en el número de cazas norteamericanos en ese Teatro de Operaciones. La 8ª FA realizó unas 2.550 salidas de cazas, la 9ª FA unas 712 (en misiones de escolta) y la 15ª FA unas 413, lo que nos ofrece un total combinado de casi 3.700 salidas de cazas, una cifra semanal difícilmente asumible para la mermada Luftwaffe.

 En cuanto al número de pérdidas, las cifras que suelen aparecer en todas las páginas que he logrado consultar no varían demasiado, siempre con la diferencia entre los que incluyen sólo a los aparatos derribados y los que computan todos los perdidos, ya fuesen derribados o desechados por grandes daños. Incluyendo a estos últimos, la 8ª FA perdió alrededor de 159 bombarderos y la 15ª FA unos 90 aparatos, para un total combinado de cerca de 250 bombarderos de cuatro motores, lo que representa un porcentaje del 6,5%. En cuanto a los cazas, las pérdidas se pueden calificar de minúsculas en comparación al esfuerzo realizado, con tan sólo unos 28-30 aparatos perdidos, por lo que ni me molesto en calcular el porcentaje. Por parte de la RAF, el Bomber Command , en las cuatro grandes incursiones sobre objetivos de Argument, realizó unas 2.350 salidas y arrojaron unas 9.200 toneladas de bombas, perdiendo alrededor de 157 bombarderos pesados, un porcentaje de bajas del 6,6%. En el aspecto humano, el cálculo es mucho más complicado, pero en números redondos las bajas Aliadas entre fallecidos, prisioneros, desaparecidos, internados y heridos sumarían fácilmente cerca de 2.500 aviadores, una cifra nada despreciable, a pesar de que era asumible para ellos, pero que nos da una idea de lo difícil que aún en esas fechas era completar el ciclo de misiones para los tripulantes de los bombarderos Aliados.
 Antes de seguir hay un par de estos datos que me llaman la atención: la USSAF y la RAF lanzaron un tonelaje de bombas bastante similar (10.000/9.200), con la diferencia que la USSAF realizó 1.450 salidas más que la RAF, lo que nos da una idea de la carga de bombas muy superior que tranportaban los aparatos de la RAF (sobre todo los Avro Lancaster), en detrimento del armamento defensivo, mucho más poderoso (y pesado) de los aparatos de la USSAF. También es destacable que ambos Comandos, con filosofías de bombardeo tan opuestas (diurno de precisión vs nocturno zonal) acabaron la semana con casi el mismo porcentaje de bajas, algo que podría darles que pensar a los defensores de cada sistema.

En 1944 las enormes flotas de bombarderos de la USAAF eran ya una imagen habitual de los cielos alemanes. Esta imagen en concreto es curiosa porque en el nivel superior aparecen Boeing B-17G del 390ª BG, mientras que los aparatos volando en un nivel inferior son Consolidated B-24 de un Grupo que no he podido identificar.


 Y ahora los resultados obtenidos: el número de cazas perdidos por la Luftwaffe pude que estuviera en cifra comprendida entre los 290-350 aparatos entre el I. y II. Jagdkorps y la 7ª Jagddivision, más otros cerca de 90 seriamente dañados. Pero sin duda el dato más preocupante fueron los alrededor de 100 pilotos muertos, con al menos otro centenar de heridos graves. Con una Luftwaffe acosada constantemente en el Frente Oriental y muy mermada en el Frente Italiano, estas pérdidas de cazas sobre el propio Reich eran difícilmente asumibles. Durante todo el mes de febrero, incluidas las incursiones anteriores y posteriores a la Big Week, el I. Jagdkorps del General Joseph Schmid, la unidad directamente más involucrada en esos momentos en la defensa del Reich, tuvo unas pérdidas de casi 300 cazas entre bimotores y monomotores en unas 2.860 salidas, lo que equivale a un porcentaje de más del 10%. Justo al acabar la Big Week el propio Schmid hizo anotar en el diario de Guerra del I. JK que en esos momentos el suministro de aparatos de caza para sus unidades estaba prácticamente interrumpido, por lo que la defensa en los siguientes días sería casi inexistente, algo que concuerda con la incursión de la  8ª FA del día 29 de febrero sobre Brunswick relatada más arriba, donde sólo perdieron un bombardero. Afortunadamente para el I. JK, la ofensiva tuvo que detenerse por el clima (y el desgaste Aliado, hasta cierto punto) dando tiempo a reequipar sus Gruppen en poco tiempo.

 En cuanto a los resultados de los bombardeos en las industrias aeronáuticas y los aeródromos, los informes fueron favorables, pero no se alcanzó el grado de destrucción que se pretendía. A pesar de ello, se consiguió alcanzar casi todos los objetivos previstos en un principio en las ciudades de Ratisbona, Schweinfurt, Brunswick, Gotha, Leipzig, Stuttgart, Halberstadt, Aschersleben, Bernburg, Diepholz, Fürth, Rostock, Steyr y Augsburgo, quedando posiblemente Poznan como el menos dañado de entre los objetivos principales. Por su parte, la RAF arrasó buena parte de las ciudades de Leipzig, Stuttgart y las poco atacadas hasta ese momento (en lo referente a sus zonas residenciales) de Schweinfurt y Augsburgo.

La campaña de bombardeo Aliada fue dejando en escombros poco a poco a toda Alemania. Hay innumerables fotografías de esta destrucción, sobre todo de las ciudades más relevantes, pero la destrucción llegó a casi todos sitios, como se aprecia en estas dos imágenes: a la izquierda, lo que queda de un grupo de factorías de Focke-Wulf en Marienburg, y a la derecha, edificios de la compañía BMW destruidos en Eisenach.


 El impacto en la industria aeronáutica fue menor del esperado principalmente porque en esa fecha ya se había puesto en marcha la dispersión tanto de ésta como la de los componentes principales para ella, sobre todo la de rodamientos de bola, pero también la de fabricación de motores y de sus accesorios, igualmente imprescindibles, de compañías como Bosch, VDM ó Siemens. A pesar de que la producción total de aviones no se retrasó tanto como se esperaba, el impacto fue muy considerable para una Luftwaffe a la defensiva en todos los frentes. Prueba de ello es que justo después de la Big Week el proceso de descentralización de la industria se aceleró todo lo posible: el 1 de marzo, poco después de terminar la ofensiva, todo el asunto pasó a ser responsabilidad del Jagerstab del Doctor Otto Saur, dentro de la administración del Ministro Albert Speer, para darle un nuevo impulso a la industria aeronáutica (empleando miles de esclavos para ello). La dispersión de la producción y el gran impulso que se le dio de manos de la administración de Speer siempre se ha considerado como una de las grandes hazañas alemanas en la Guerra, pero habría que matizarla un poco, sin restarle su mérito: por una parte, se utilizó a miles de prisioneros para ello, y como contrapartida, al dispersar la construcción de componentes eran cada vez más dependientes de la infraestructura de comunicaciones por tierra para poder trasladarlos hasta las plantas de montaje, y de estas hasta sus bases allí donde no podían despegar por sus propios medios. Y precisamente la red de transporte fue otro de los objetivos principales (junto con las plantas de producción de petróleo) en los siguientes meses de la Guerra por parte de la aviación Aliada. Puede que en 1944 se batieran récords de producción de cazas en Alemania, pero habría que ver hasta que punto llegaron a sus destinos. Eso sin contar con otros problemas asociados con la cada vez peor calidad y la escasez de las materias primas básicas y la inevitable caída de calidad del producto final que lleva asociado, en especial en el apartado de los motores, pero también en el resultado final de los montajes, algo inevitable al usar mano de obra esclava, poco cualificada y sin motivación.
 
 Dentro de la propia Luftwaffe, hombres de la talla del General Adolf Galland reconocieron abiertamente que la llegada de los cazas de muy largo alcance era una amenaza potencialmente fatal. Justo después de la Big Week ordenó que se crearan los llamados Höhengruppen (grupos de alta cota) equipados exclusivamente con los cazas Messerschmitt Bf 109G-6/AS dotados con los motores DB 605 AS con inyección MW 50 y con la responsabilidad de ocuparse exclusivamente de los cazas de escolta. El I/JG 5, III/JG 1 y el II/JG 11 fueron las primeras unidades encargadas de ello. También se tomó la decisión de disolver la 30. Jagddivision (Wilde Sau), pasando sus tres componentes principales (JG 300, 301 y 302) a reestructurarse para la lucha diurna. Todo en un intento de frenar la ofensiva aérea Aliada.
 Pero los problemas de la Luftwaffe eran ya demasiados: para entonces era enormemente superada en número en todos los frentes, la escasez de gasolina empezaba a amenazar no ya a las unidades de combate, si no, incluso más importante pero casi siempre olvidado, a las unidades de entrenamiento, que cada vez tenían menos medios para poder llevar a cabo su vital tarea. y peor aún: para entonces, la Luftwaffe, no sólo era superada en número, algo que ya hacía tiempo que le sucedía, además estaba siendo superada técnicamente por la nueva generación de cazas Aliados, algo que también se veía venir por la incapacidad de lograr sustitutos para los modelos ya algo anticuados, y como puntilla final, algo en lo que siempre había sido superior, independientemente del enemigo al que se enfrentara: estaba siendo igualada, incluso superada, en el aspecto táctico de los combates, ya que su número de pilotos con suficiente experiencia era cada vez menor.

 En definitiva, la ofensiva de la Big Week estaba claro que no podría acabar con la Luftwaffe en una semana de combates, pero marcó el inicio definitivo del fin para ella. En los combates librados en la cercana primavera, la Luftwaffe, a pesar de oponer una resistencia casi inaudita, se veía superada de forma abrumadora. En marzo los Grupos de Caza de la 8ª FA comenzaron las misiones de caza libre, ametrallando aeródromos y dedicándose a perseguir a los cazas alemanes cuando eran más vulnerables, en los despegues y aterrizajes. Los cazas de escolta cada vez más se adelantaban a las formaciones de bombarderos obligando a los cazas alemanes a enfrentarse a ellos, y las propias formaciones de bombarderos cada vez eran más grandes. La primavera del 44 vio posiblemente los combates aéreos más sangrientos de toda la Guerra, y fueron sobre el propio Reich. Cuando al final de este período todas las Fuerzas Aéreas pasaron a estar a disposición de la Operación Overlord, la Luftwaffe ya no estaba en condiciones de ofrecer una oposición digna a los desembarcos. Unidades como las míticas JG 2 y JG 26, grupos de choque en el Frente Occidental que durante meses habían resistido a los Aliados, prácticamente eran unidades fantasmas, sin un atisbo de su anterior grandeza. Sólo la determinación de los pilotos alemanes hizo que aún durante varios meses se siguieran librando algunas grandes batallas aéreas, incluso con algunos resultados sorprendentes. 

Una de las imágenes más conocidas de uno de los Mustang y su piloto más famosos de la Guerra: el Capitán Don Gentile con su North American P-51B-5-NA Mustang (43-6913), apodado "Shangri-La", del 336º FS del 4ª FG. Veterano de los "Eagles" que llegaron a Gran Bretaña a través de la RCAF, Gentile fue en su momento el ganador de la "carrera de los Ases", al ser el primer piloto en el Teatro Europeo en superar la marca de Eddie Rickenbacker de la Primera Guerra Mundial. Cuando justo después de la Big Week el 4º FG del Coronel Blakeslee comenzó a operar con los Mustang, Gentile ya tenía acreditadas 2 victorias con los Spitfire y 4,3 con los Thunderbolt. Con el "Shangri-La" consiguió 15,5 más durante el mes de marzo y comienzos de abril, hasta que el día 13 de ese mes, mientras realizaba un pase publicitario para los fotógrafos en la base de Debben, voló tan cerca del suelo que lo rozó con la punta de la hélice, estrellando el avión. A pesar de su fama, su superior, el Coronel Blakeslee, lo envió inmediatamente "a casa", para realizar giras para vender bonos de Guerra. 


Boeing B-17G del 447º BG alcanzado por los disparos de un caza alemán. Había que tener bastante habilidad para colarse entre las cerradas formaciones de bombarderos americanos con la suficiente velocidad para eludir el fuego cruzado de los artilleros pero sin ir demasiado rápido para no sobrepasarlos y que diese tiempo para apuntar y disparar, eso si antes había logrado eludir a la escolta.


Cuando los cazas enemigos empiezan a volar libremente por tu territorio buscando presas de oportunidad, es señal inequívoca de que la supremacía aérea ya no te pertenece. En la primavera de 1944 algunos Grupos de la 8ª FA comenzaron estas tácticas. El primero de ellos fue el 353º FG (los llamados "Bill´s Buzz Boys") en marzo, aún equipado con los P-47, pero pronto se le unieron otros equipados con los P-51, que podían alcanzar los aeródromos de cazas más al interior de Alemania, por lo que los pilotos de caza alemanes ya no tenían respiro y debían estar atentos todo el tiempo. En la imagen, un desprevenido piloto de un FW 190 vuelve a su base a baja cota tras una misión, pero no puede escapar de los disparos de un P-51 Mustang que estaba al acecho.





Fuentes:

-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta.
-Aviones en Combate: "Ases y Leyendas". Osprey Aviation-Ediciones del Prado.

Comentarios

  1. La Big Week pudo ser el principio del fin de la Luntwaffe, pero realmente no fue un factor determinante.
    En el Este la fuerza aérea Soviética había pasado de ser un grupo heterogéneo de pilotos sin habilidad pilotando aviones desfasados a ser una fuerza aérea formidable pilotando aviones, más toscos que sus contraparte, pero tan capaces como ellos. Los LaG 5 y 7, los Mig 3 o los Yak 9 eran tan capaces como los Fw-190 o Bf-109 y más fáciles de mantener. Sus pilotos habían mejorado mucho y ya no eran las fáciles presas de 1942.
    En el Oeste las decenas de miles de aviones de caza que se producían en EEUU, con sus correspondientes pilotos bien entrenados eran ya una realidad.
    Esa era una batalla que Alemania no podía ganar.

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