Perdidos en el Sáhara (II)

 ABRIL DE 1941: Savoia-Marchetti S.M.79 Sparviero (Regia Aeronautica)




 A finales de marzo de 1941 el General Erwin Rommel inicia su primera ofensiva en el Norte de África. Comenzando en la localidad de El Agheila dividió sus tropas en dos grupos principales: uno atravesaría la Península Cirenaica por el desierto para intentar envolver a las tropas británicas, mientras que otro grupo, de mayoría italiana (con la División Brescia) iría por la carretera de la costa. Este segundo grupo se aprovechó de la desbandada británica en la zona para no ser envueltos por Rommel y se apoderaron de la localidad de Bengasi el día 4 de abril.
 En uno de los aeródromos de la zona de Bengasi, en el Campamento K1 de Berka, empezaron a llegar poco a poco efectivos aéreos alemanes e italianos. Para Rommel  y también para otros mandos Aliados estaba claro que la Campaña Norteafricana se basaría en buena parte en la capacidad de recibir suministros por vía marítima, aunque parece ser que en Berlín nunca se quisieron enterar de esto.
 Hay que resaltar también que esta ofensiva prácticamente coincidía con otra a mucha mayor escala que se producía por parte del Eje para invadir los Balcanes, lo que hacía que el tráfico marítimo en el Mediterráneo Oriental cobrase aún más importancia, por lo que, volviendo al aeródromo de Berka, sería muy conveniente tener allí unidades torpederas.

 Aquí es donde entra en escena la 278ª Squadriglia Autonoma Aerosiluranti, que en esos momentos estaba repartida por bases en la isla de Pantelleria y del Norte de África, y que destacaron el día 20 de abril a la 5ª Squadra a Berka. Al día siguiente, 21 de abril, se comunicó el avistamiento de un convoy de unos 30 barcos al sur de la isla de Creta, y se le pide a la 5ª Squadra que participe en el ataque (también lo harían otras unidades desde diferentes bases). Recordemos que los miembros de la 5ª Squadra habían llegado el día anterior desde Pantelleria a su nuevo emplazamiento en el Norte de África, y tan sólo dos Savoia-Marchetti S.M.79 Sparviero estaban disponibles. 
 A las 16:40 horas despega el primero de ellos al mando del Tenente Guido Robone, pero su pareja tiene un problema de motor de última hora y despega 45 minutos más tarde, a las 17:25. Dos horas después, a las 19:25, Robone divisa el convoy y se prepara para atacar, lanzando su torpedo contra un buque de transporte a las 19:28 (tres días más tarde el Boletín de Guerra Nº322 le atribuye el hundimiento de un vapor de 8.000 t). Robone pone rumbo de regreso y aterriza sin problemas en Berka a las 21:30. 

Savoia-Marchetti S.M.79 Sparviero de la 278º Squadriglia Autonoma Aerosiluranti. Esta unidad fue pionera en el lanzamiento de torpedos aéreos en Italia, y entre sus Comandantes más destacados figuran Massimiliano Erasi y el famoso Carlo Emmanuele Buscaglia.


 Allí en Berka esperaban a que regresara el otro Sparviero, pero pasadas varias horas el avión no llega. La tripulación del avión de Robone relata que cuando perdían al convoy en el horizonte vieron fuego de trazadoras de los antiaéreos, señal de otro ataque aéreo, pero que no habían visto al otro Sparviero. En Berka no hay más noticias de ellos desde que despegaron. Definitivamente el avión se ha perdido, sin que se tenga n idea de en que parte de la ruta, o si ha sido derribado por el enemigo. Tras varios días de búsqueda se les da por desaparecidos: presumiblemente otro avión tragado por las aguas del Mediterráneo.
 El Sparviero perdido es el matriculado como MM 23881, y al mando está el Capitano Pilota Oscar Cimolini. Los demás miembros de la tripulación son el Maresciallo Pilota Cesare Barro, el Tenente di Vascello (observatore) Franco Franchi, el Sergente Maggiore (marconista) Amorino De Luca, el 1º Aviere (motorista) Quintilio Bozzelli y el 1º Aviere (armiere) Giovanni Romanini. Todos ellos pasan a engrosar la larga lista de militares desaparecidos. Pasó el tiempo, la Guerra terminó y estos aviadores siguieron en esa lista negra.

 Tuvieron que pasar nada menos que 19 años y algunos meses para que el 21 de julio de 1960 un grupo de geólogos de la compañía CORI, dependiente de la empresa de hidrocarburos ENI y que estaba trabajando en Libia, encontrara por casualidad unos restos humanos de lo que parece ser, por los restos de la ropa, un aviador italiano (no llevaba  documentos oficiales de identificación) a pocos kilómetros al sur de la carretera Gialo-Giarabub. Entre los objetos que se recuperan se encuentra un gran brújula que procede de un avión, unos prismáticos, dos relojes, una botella de agua de medio litro vacía, un destornillador, unos fragmentos de periódicos italianos y alemanes, una pistola de señales Very con algún cartucho usado y un manojo de llaves, entre ellas una que empieza a aclarar el asunto, ya que tiene grabado: S-79-MM23881.
 Tras contactar con la Aeronautica Militare a través del consulado, salta la sorpresa: esa matrícula pertenece a un Sparviero que desapareció en misión de ataque a un convoy en Creta, pero esos reatos están a unos 500 km de la isla y a más de 300 de su base en Berka, en la zona de Bengasi.
 Y lo más interesante: en bastantes km a la redonda no hay ni rastro del Sparviero. ¿De dónde venía el aviador?

 Tuvieron que pasar varios meses hasta que el 5 de octubre del mismo año otro equipo de investigación petrolífera de la Fondazione Lerici  por encargo de CORI encontrara, otra vez por casualidad, los restos en bastantes buenas condiciones de un Sparviero, al que aún se le puede leer un número de tres cifras en el fuselaje: 278. Esto lo identifica como perteneciente a la 278ª Squadriglia, la misma unidad a la que pertenecía el MM23881 desaparecido en abril de 1941 y que además coincide con la llave encontrada en los restos del aviador hacía unos meses, sólo que el Sparviero están casi a 90 km al sur del aviador italiano. Se encuentran además los restos óseos de al menos dos personas fuera del avión, y posiblemente los de otra en el interior, así como un par de gorras de aviador y algunos instrumentos.
 
 Después de esto, en febrero de 1961, un helicóptero de la compañía AGIP se encarga de llevar hasta los restos del accidente a un grupo de expertos para intentar seguir esclareciendo los hechos. Descubren que el Sparviero tomó tierra con los flaps extendidos y el tren de aterrizaje desplegado, pero el fuerte impacto lo rompió llegando los puntales de las patas a atravesar las alas. Las hélices dobladas indicaban que seguían girando en el momento del impacto, que además desprendió los motores de sus anclajes. Cuando se desenterró un poco la arena acumulada durante veinte años sobre el avión se encontró el nº de serie, del que aún se podían leer cuatro de sus cinco números. Cada vez estaba más claro que  era el MM 23881 del Capitano Cimolini.

 De nuevo otra espera de varios meses hasta que en abril de 1961 llega la confirmación esperada: entre los objetos recuperados del aviador encontrado en las cercanías de la pista Gialo-Giarabub y que estaban siendo investigados, se había encontrado en el bolsillo interior de lo que quedaba de la chaqueta de vuelo una placa de identificación con un nombre grabado: se trata del 1º Aviere (armiere) Giovanni Romanini, miembro de la tripulación del MM 23881.

Las imágenes son un poco macabras, pero es la realidad: nos muestran la recuperación de los restos mortales de Giovanni Romanini, unos 8 km aprox. al sur de la carretera entre Gialo y Giarabub.

Estas dos imágenes son de febrero de 1941, cuando un helicóptero trae personal especializado para revisar los restos del Sparviero. Para entonces hacía ya cuatro meses que se había descubierto el aparato, y siete desde que se encontraron los restos mortales de Romanini. La imagen de la derecha nos deja ver la típica "joroba" del Sparviero, con la ametralladora Breda-SAFAT de 12,7 mm aún en el puesto del ametrallador trasero, y según se dice, en estado operativo (tras limpiarla y lubricarla, claro). Más difícil de apreciar es el pequeño "cilindro" en horizontal en le costado de la carlinga, que en realidad era el generador eólico. También en el centro del ala se aprecia el daño ocasionado al ser atravesada por el tren de aterrizaje en el impacto.

Aunque de poca calidad, en esta imagen podemos ver, a la izquierda, a Giovanni Romanini, en una toma hecha en el aeródromo de Berka, por lo que fue poco antes de su último vuelo. Los alrededor de 90 km que caminó en dirección norte por el desierto fueron una hazaña asombrosa, desgraciadamente sin resultado.


 Con todo esto, por fin se podía entrever que era lo que había pasado, aunque parecía casi imposible y nunca se pueda llegar a la verdad completa: se supone que el Sparviero atacó el convoy al sur de Creta, pero que en vuelo de regreso, por motivos desconocidos, erró su rumbo de forma calamitosa. Seguramente ya había caído la noche cuando cruzaron la costa del Mediterráneo con África, y siguieron varios cientos de km hacia las arenas del Sáhara hasta que se quedaron sin combustible y aterrizaron de emergencia. Quizá pasados unos días decidieron intentar viajar hacia el norte para pedir ayuda, y fue Romanini, quizá acompañado de otro aviador (recuerden que se encontró con dos relojes) quien se puso en marcha, logrando avanzar la increíble distancia de casi 90 km en dirección norte, no sabemos durante cuantos días, pasando posiblemente muy cerca de un depósito de agua y suministros del Long Range Desert Group para ir a morir a pocos km de la carretera. Incluso hay quien sospecha que pudo oír tráfico en la lejanía y por eso disparó las bengalas de su pistola. Una hazaña increíble, pero que desgraciadamente no le sirvió de nada. Si alguna vez ha tenido validez ese refrán de "nadar para morir en la orilla" sin duda que fue en esta ocasión.
 La suerte que corrió el resto de la tripulación fue también terrible, viendo pasar los días y esperando la muerte. Hay que destacar que nunca se encontraron restos de dos de los tripulantes, mientras que los otros tres aviadores de los que si se encontraron sus restos mortales nunca fueron identificados (aunque es casi seguro que uno era el del Capitano Oscar Cimolini).

 Lo que tampoco nunca se sabrá es el motivo real para que cometiesen un error tan enorme de rumbo. Las principales sospechas recaen en el fuerte viento, la poca familiaridad de la tripulación con la zona (recuerden que habían llegado a Berka tan sólo el día anterior), y quizá la intención de eludir en la ruta de regreso la posición de Tobruk, que en ese momento aún estaba en manos británicas. Otro enigma que se perderá en la arena del desierto.

Nunca se podrá saber con seguridad el motivo del grave error de navegación que condenó a los seis tripulantes del Sparviero. Cuando se inspeccionaron los restos, aparte del deterioro ocasionado por la intemperie en el recubrimiento textil y las partes de madera y los daños en motores, hélices y alas provocados por el impacto en la toma de tierra, no se encontraron posibles daños por alcance de los antiaéreos. Incluso la radio parecía estar en buen estado cuando se recuperó de los restos.



Fuentes:



 

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