Operación Gisela

Cuando se vio claramente por parte de muchos militares alemanes que la Guerra estaba prácticamente perdida, surgieron en todas las ramas de la Wehrmacht ideas de un "contraataque definitivo", o al menos de una acción lo suficientemente poderosa como para cambiar el signo de los acontecimientos.Se puede ver como una idea lógica, nacida de la desesperanza.Otra cosa es que fuese realizable, y de serlo, que realmente diese el resultado esperado.

En lo que nos atañe, referente al Guerra Aérea, también hubo varias de estas propuestas.El propio General Adolf Galland tenía en mente un intento de ataque masivo contra una gran incursión de los bombarderos de la 8ª Fuerza Aérea, en la que reuniría la mayor cantidad posible de cazas para un ataque localizado y que pudiese tanto sortear las escoltas como producir tal cantidad de bajas entre los bombarderos que obligase a los estadounidenses a pensarse si el coste en vidas de sus aviadores merecía la pena.

Como sabemos, finalmente Galland, desesperado y harto de las artimañas de los gerifaltes de los Altos Mandos, cayó en desgracia y fue apartado de sus cargos en la Jagdwaffe.Se intentó de todas formas un contraataque masivo para diezmar a las fuerzas tácticas Aliadas, la infausta Operación Bodenplatte, mal ideada y peor ejecutada, y que sólo sirvió para hundir más a la Jagdwaffe.

También la Nachtjagd intentó dar un golpe demoledor, pero enfocándolo de otra manera.Se intentaría una incursión masiva de "intrusos" durante una de las misiones del Mando de bombardeo de la RAF.

No deja de ser irónico que en los últimos meses de la Guerra los mandos de la Nachtjagd se planteasen una misión de estas características, cuando ya en 1940 el  por entonces Oberst Kammhuber había creado una fuerza de este tipo, para una forma de combate nocturno al que llamaron Fernnachtjagd, y que estuvo integrada por el I./NJG 2.La historia de los intrusos nocturnos es apasionante, pero la dejaremos para otro día.Baste decir que en su momento no recibió el apoyo de las "altas esferas", que siempre actuó con pocos efectivos y que al tratarse de un nuevo tipo de forma de combatir hubiese requerido un tiempo para poder dar buenos resultados.Pero para los jefazos de la Luftwaffe sólo representaba una dispersión de fuerzas, además, y lo más importante (para ellos), un bombardero de la RAF derribado sobre suelo británico no ofrecía las posibilidades de propaganda de otro derribado en el territorio del Reich, y finalmente el grupo fue trasladado y se dio por terminado el asunto.

Luego, en septiembre de 1943, Kammhuber fue apartado de su cargo, que pasó a ser ocupado por el Generalleutnant Joseph Schmid, que era otro ferviente partidario de los ataques con intrusos, e inmediatamente pidió para ello autorización a Göring, pero no le fue concedida.Buscando apoyos por otros lados tampoco tuvo éxito: durante enero y febrero de 1944 lo intentó con el General Hans-Jürgen Stumpff, recién nombrado como Jefe de las Defensas Aéreas del Reich, pero recibiendo siempre la negativa, argumentando que los nuevos radares aerotransportados no debían de caer en manos enemigas (cosa que sucedió accidentalmente de todos modos el 13 de junio de 1944, como veremos en una ilustración más abajo) y que Hitler se oponía a tales misiones (y por supuesto él no le iba a llevar la contraria, como les sucedía a la inmensa mayoría de altos mandos).Tampoco pudo convencer mediado el año 1944 al Generalmayor Dietrich Peltz, por entonces Angriffsführer England, que pensaba que sus fuerzas restantes debían emplearse para atacar los objetivos en la zona de Normandía.

Generalleutnant Joseph Schmid, a cargo de la caza nocturna alemana tras la destitución de Kammhuber.Desde su llegada al cargo intentó que se reanudaran las misiones de los intrusos, sin éxito.


La noche del 12 al 13 de junio de 1944 los británicos recibieron un regalo inesperado: este Junkers Ju 88G-1 del 7/NJG 2 (4R+UR) estaba persiguiendo a un Short Stirling que realizaba acciones de minado.El aparato sufrió una avería en el radiocompás que despistó a la tripulación.Poco después captaban una frecuencia que les pareció correcta, la siguieron hasta el aeródromo y aterrizaron.... pero en Woodbridge (Suffolk).El avión estaba equipado con los radares SN-2 y FuG-227 Flensburg.Las antenas Hirschgeweih (astas de venado) del morro del SN-2 recibían las señales de los radares de alerta de cola británicos Mónica, y entonces se usaba el FuG-227 para el rastreo direccional.Lo que los británicos no pudieron conocer fue la instalación de cañones schräge musik de tiro vertical, ya que este aparato carecía de ellos.


Pero a pesar de todo Schmid no cejó en su empeño, y para octubre de 1944 por fin encontró el apoyo del gran as de la caza nocturna, y por entonces Inspekteur der Nachtjagd, el Oberst Werner Streib, pero ahora ya no se trataba de volver a las incursiones de los intrusos: la situación en lo últimos meses había degenerado tanto, con la pérdida de gran parte del territorio ocupado en el oeste de Europa, que la red de alerta de radares para la caza nocturna estaba bajo mínimos, aparte de la pérdida de muchos de los aeródromos de avanzada.Lo que se pretendía ahora era, al igual que Galland pensaba para los jagdflieger diurnos, un ataque masivo en una sola noche contra una de las grandes incursiones de la RAF, en la que se pretendía reunir entre 600 y 700 cazas nocturnos y, en esto si era más original, atacarlos no sobre el territorio del Reich, sino en sus rutas de regreso tras el bombardeo, sobre el Mar del Norte, las costas inglesas, las aproximaciones a los aeródromos e incluso ametrallarlos una vez hubiesen aterrizado.

La idea, como tal, no era descabellada.El Mando de bombardeo de la RAF hacía tiempo que no sufría el acoso de los intrusos durante las últimas fases de las vueltas a sus bases durante las misiones.Desde que la I./NJG 2 fue apartada y trasladada hacía ya varios años, y salvo alguna interceptación esporádica, el vuelo de retorno sobre las costas inglesas y los aeródromos no ofrecía más problemas que los típicos de cualquier misión (que no eran pocos): posibles condiciones meteorológicas adversas, daños sufridos durante el combate, fatiga de las tripulaciones, colisiones en el aire al acercarse a los aeródromos, etc.Pero algunos pilotos muy experimentados de la Nachtjagd, como el Major Heinz-Wolfgang Schnaufer, máximo as de entre los cazadores nocturnos, relataba que en los últimos meses había perseguido varios aparatos cerca de las costas británicas, o al menos en el espacio aéreo Aliado, donde, para su sorpresa, las interferencias del radar habían desaparecido y podía volar con cierta impunidad.Una vez que Schnaufer tuvo conocimiento de las ideas de Schmid, le instó a que siguiese intentando la aprobación del Alto Mando ofreciéndole su apoyo.


 Werner Streib, a la izquierda, y Heinz-Wolfgang Schnaufer, a la derecha.Dos de los mejores cazadores nocturnos alemanes, sin lugar a dudas.Ambos estaban de acuerdo con la idea de que se reanudaran las misiones con intrusos, prestando su apoyo a Schmid.


Pero hacía tiempo que cualquier decisión tenía que recibir el beneplácito de Hitler para que se pudiese llevar a cabo.Y para final de año, el Führer estaba lo suficientemente desesperado como para aceptar estas misiones del tipo "batalla decisiva", por lo que dio su aprobación, y el plan fue aceptado por el OKL a finales de noviembre de 1944.Se le dio el nombre en clave de Operación Gisela, y se esperaba poder llevarla a cabo durante una de las grandes incursiones de la RAF que tuviesen lugar a primeros del año 1945.Por lo tanto, durante diciembre, y en el más absoluto secreto, se les fue informando a las tripulaciones de los Grupos de Caza nocturnos de la naturaleza de la misión.
Finalmente se intentaría atacar a los bombarderos sólo sobre territorio británico, evitando atacarlos sobre el Canal y el Mar del Norte para preservar la sorpresa del ataque hasta el último momento.Para ello los intrusos volarían a cotas lo más bajas posible hasta llegar a la costa inglesa, para intentar no ser detectados por los radares de alerta.Luego ascenderían hasta unos 4.500 metros, la altura aproximada en la que operaban los bombarderos de las RAF, donde empezarían los ataques, que se prolongarían hasta la altura mínima según fuesen descendiendo los bombarderos para aterrizar.A las tripulaciones se les entregó toda la información disponible sobre la localización de los aeródromos y sus sistemas de iluminación, sobre todo los referentes a los juegos de luces empleados cuando se quería advertir a sus bombarderos de la posible presencia de intrusos en la zona.Las reuniones con los aviadores se realizaron a puertas cerradas y con el mayor de los secretos posibles, ya que el factor sorpresa era fundamental para una misión de este tipo.

Pero mantener el secreto no fue posible, ya que el día 1 de enero de 1945 un Junkers Ju 88 del 9./NJG 3 que participaba en apoyo a Bodenplatte aterrizó por error en Luxemburgo, y la tripulación fue capturada.El piloto, el Unteroffizier Lattoch había asistido a las reuniones de Gisela, y una vez que fue interrogado por los miembros del Servicio de Inteligencia de la 9ª Fuerza Aérea de la EEUU reveló los detalles de la operación, detalles que pronto fueron transmitidos al Ministerio del Aire Británico que tomó las medidas pertinentes, alertando al Mando de Bombardeo, que a su vez avisó a los Grupos de Bombardeo y a los aeródromos de la posible presencia de intrusos en las próximas fechas.
Pero la acción fundamental fue la de transmitir, por parte de la estación de radio de propaganda británica Soldatensender Calais, la popular canción de la época I dance with Gisela tonight, dando a entender claramente a los alemanes de que estaban enterados de sus planes.Ante tal evidencia, la Luftwaffe se vio forzada a suspender la operación de forma indefinida, a la espera de una posible relajación de las defensas británicas.

Pasaron las semanas y los alemanes pensaron que había llegado el momento de reactivar la Operación Gisela.Se había informado a las unidades que iban a tomar parte en ella que estuviesen atentas al mensaje por radio con la palabra "Gisela", que seguía siendo la clave para comenzar la operación.
La tarde del 3 de marzo, tres meses después de que se produjese la brecha en el secreto de la misión, las estaciones de escuchas de radio del Luftnachrichtentruppe del General Wolfgang Martini detectaban las señales desde los aeródromos británicos que hacían presagiar que se estaba preparando una gran incursión.Martini calculó basándose en ellas que al menos unos 500 aparatos iban a tomar parte, y se decidió que era el momento oportuno para lanzar Gisela.

En realidad fueron en total cerca de 870 aviones los que tomarían parte en la incursión, aunque realmente las fuerzas atacantes se dispersaron en una gran variedad de objetivos tanto de Alemania, de la costa Holandesa y de Noruega, aparte de una buena cantidad de aparatos que simplemente sobrevolarían las costas del continente para crear perturbaciones de radar y de radio, así como otros que harían lanzamiento de contramedidas (se seguía usando el window).Varias unidades de los de Havilland Mosquito actuarían por su cuenta, tanto en misiones de bombardeo como de señaladores de blancos, sin olvidar por supuesto a los que se encargarían de atacar a los cazas nocturnos alemanes.Hacía mucho tiempo ya que las misiones del Mando de Bombardeo eran de una complejidad asombrosa: la Guerra Aérea nocturna había llegado a su clímax tanto en la lucha y el engaño electrónico como en la cantidad de efectivos.

Para entonces se había pensado por parte alemana que sólo algunas efectivos de cada unidad actuasen como intrusos para la operación, mientras que el resto atacarían a los bombarderos de forma "habitual" sobre el continente.Pero había pasado ya tanto tiempo desde la planificación original de la misión que cuando las unidades recibieron la palabra en clave Gisela, muchas de ellas tardaron en reaccionar.No sólo los británicos se habían relajado en las defensa, los propios alemanes la veían como algo poco realizable ya a esas alturas de la Guerra.

El caso es que finalmente despegaron elementos de las unidades de los NGJ 1, -2, -3, -4 y -5 para la misión, mientras que el resto de sus camaradas atacaban a las formaciones sobre los objetivos o las zonas cercanas.Los primeros despegues de los componentes de Gisela tuvieron lugar sobre las 23:00 horas, y se reunieron sobre las costas holandesas volando a tan sólo 50 metros de altura, con orden expresa de no atacar a los bombarderos hasta que estuviesen en territorio británico.
Fue un vuelo tenso, en el que hubieron de hacer buen uso del radioaltímetro FuG 101a para mantener la posición hasta que comenzaron a ascender al llegar a la costa, momento en el cual algunos de ellos lanzaron Düppel para intentar confundir los radares.

Junkers Ju 88G-7, la última variante importante de los cazas nocturnos de este prolífico modelo.En relación al G-1 que hemos visto en el perfil de más arriba, la principal diferencia eran los motores, que a partir de la sub-variante G-6c se cambiaron de los BMW 801 a los Junkers Jumo 213, y en el caso de los G-7, los Jumo 213E de 1.750 hp turboalimentados y con hélices de gran cuerda para mayores alturas.La variante G-7, con sus buenas prestaciones de velocidad, gran autonomía y excelente equipo electrónico era un cazador nocturno de primer orden.


Alrededor de la medianoche tuvo lugar el primer combate de la operación, cuando un Boeing B-17 Fliying Fortress del Sqn 214 que regresaba tras haber participado en el lanzamiento de window fue atacado por un Junkers Ju 88 justo cuando alcanzaba la costa inglesa, y aunque fue alcanzado, pudo eludir a su atacante y aterrizar a salvo, posiblemente en la base de Oulton o en Woodbridge.El caso es que desde Oulton se lanzó la advertencia de que había intrusos en la zona, alertando a los bombarderos que estaban llegando.Mientras, las pantallas de los radares comenzaban a llenarse de contactos de "intrusos", y se ordenaba a los cazas nocturnos que despegasen.Poco después era derribado un de Havilland Mosquito del Sqn 169 cerca de Coltishall, posiblemente la primer víctima de la noche.

Empezaron a sucederse los ataques en las proximidades de los aeródromos, incluso justo encima de ellos.Gracias a la excelente autonomía de los Junkers Ju 88G, que en diferentes sub-variantes constituían el grueso de los atacantes (posiblemente todos fuesen Ju 88), los cazadores alemanes pudieron permanecer durante un par de horas realizando patrullas en las zonas.Uno de los que salió mejor parado fue el Leutnant Arnold Döring del 10./NGJ 3 que consiguió abatir dos Avro Lancaster en sólo diez minutos utilizando sus cañones de tiro oblicuo schräge musik sobre el aeródromo de Winthorpe.Ambos llevaban aún las luces de navegación encendidas, y otras tripulaciones que presenciaron los ataques las apagaron inmediatamente para intentar pasar inadvertidos.Otro piloto que reclamó dos victorias fue el Oberleutnant Walter Briegleb del 7./NJG 2, un Lancaster sobre Waddington y otro sobre Lincoln.

Para entonces, los Mosquito habían conseguido ahuyentar a varios atacantes, mientras que otros empezaban a regresar al acabar su autonomía.Alrededor de las 2:15 horas del día 4 los ataques prácticamente habían cesado, y los incursores volvían sobre el mar hasta sus bases.Los británicos habían comenzado inmediatamente a interferir en las radiobalizas de los aeródromos alemanes y habían puesto a funcionar otras de "reclamo" con la idea de confundir al mayor número posible de atacantes, esperando que algunos se desorientasen y se estrellaran, o que se dejasen engañar y aterrizasen por error en una de sus bases.

En general, los resultados no fueron muy buenos para los alemanes.Más arriba dije que la idea como tal de un ataque de este tipo, cuando se planeó para realizarse a primeros de año, no era del todo descabellada.Pero por supuesto había que tener en cuenta muchos factores: si a primeros de año ya había pocos pilotos de caza nocturna experimentados, tres meses después eran muchos menos, y no sólo en el aspecto del combate, sino también en el de la navegación por instrumentos y en los menesteres de la complicada guerra electrónica nocturna en general.La escasez de combustible hacía que los programas de entrenamiento fuesen cada vez más cortos.A ello se unía, por supuesto, un número cada vez menor de aparatos disponibles.Las pretensiones de lanzar 600-700 cazas eran muy optimistas, y para marzo de 1945 irrealizables, por lo que finalmente para Gisela sólo se pudieron reunir unos 142 cazas para actuar como intrusos, con un porcentaje de pilotos inexpertos muy elevado.Los británicos sólo reconocieron que unos 70 aparatos alcanzaron su territorio esa noche.

Ya sabemos que el asunto de las reclamaciones siempre es controvertido, pero generalmente se acepta que los británicos perdieron esa noche sobre su territorio una cantidad de aparatos que oscila entre los 24 y los 35 aviones.Con absoluta seguridad, ya que se pudieron contrastar con sus números de serie, se perdieron 2 de Havilland Mosquito, 1 Boeing B-17 Flying Fortress, 8 Avro Lancaster y 12 Handley-Page Halifax.Por supuesto muchos otros aparatos resultaron dañados en mayor o menor medida.En este total no se incluyen los bombarderos derribados sobre los objetivos de la misión de esa noche.

La imagen no es de mucha calidad, pero en ella podemos ver el Junkers Ju 88G-7 (werknummer 622338, matrícula 4R+BR) del 7./NJG 2, que era la montura del Oberleutnant Walter Briegleb en la Operación Gisela, y con el que derribó esa noche dos bombarderos británicos.En la cola hay 25 signos de victorias.Se aprecian los cañones de tiro oblicuo tras la cabina.


Las pérdidas alemanas fueron elevadas: 22 Junkers Ju 88G de las sub-variantes -1, -6 y -7 fueron derribados con seguridad, y al menos otros 12 aparatos del mismo modelo sufrieron daños.Es destacable que de este total de bajas alemanas, sólo 5 aparatos fueron derribados por los británicos.Al menos 8 aparatos se dieron por desaparecidos sin que se supiera más de ellos (presumiblemente se estrellarían en el mar), y el resto de bajas se produjeron durante los aterrizajes en los aeródromos del continente, o se estrellaron al aterrizar de emergencia por falta de combustible.Quizá esta sea otra muestra de la bisoñez de la gran mayoría de las tripulaciones alemanas.
Lo que está claro es que la Operación Gisela no tuvo ningún impacto en las misiones del Mando de Bombardeo, más allá de alertar durante un pequeño período de tiempo a las bases para posibles nuevas incursiones, como la que se intentó realizar la noche siguiente, apenas sin ningún resultado.
Simplemente, la Nachtjagd no tenía el poderío necesario para poder llevar a cabo una acción decisiva desde hacía muchos meses.Si en algún momento la tuvo, quizá fuese durante la época del bombardeo de Nuremberg del 30 al 31 de marzo de 1944, cuando en una sola misión el Mando de Bombardeo perdió más de 90 aviones sobre el continente, una cifra que hace parecer minúscula a la conseguida con Gisela.Para primeros de marzo de 1945, la Guerra estaba acabada, y sólo la terquedad (o sea, la locura) de Hitler hacía que continuase.

Gisela tuvo por supuesto su punto de anécdota para las estadísticas.Nos referimos a la acción en la que tristemente se vio involucrado un miembro del Royal Observer Corps, Jack Kelway.Cuando comenzó el ataque se dirigió en su coche desde su casa hasta su puesto de observación, pero cerca de Welton (Lincolnshire), el Junkers Ju 88G-6 (werknummer 620397, matrícula C9+RR) del 7./NJG 5 pilotado por el Feldwebel Heinrich Conze (que minutos antes había derribado un Lancaster del Sqn 460), vio las luces del vehículo y descendió para atacarlo, sin percatarse en la oscuridad de unos cables telegráficos que atravesaban la zona.Chocó contra ellos y se estrelló, pereciendo él y su otros tres tripulantes.Los restos incendiados del Junkers alcanzaron el vehículo de Kelway, que también falleció.
Podría ser una más de las miles de acciones casi anónimas que sucedieron en cualquier día de la Guerra, pero al parecer, el Sr Kelway fue la última víctima de un ataque aéreo convencional en suelo británico durante la Guerra, si no contamos como convencionales los ataque de las V-1 y V-2.

Otro dato para las estadísticas de "ultimas acciones" fue la pérdida del Junkers Ju 88G-6 (werknummer 620028, matrícula D5+AE) del 13./NJG 3 pilotado por el Hauptman Johann Dreher cerca de Sutton (Yorkshire).Al parecer persiguieron a ras de suelo a un vehículo con las luces encendidas (se dice que era un ¿taxi?), pero acabaron estrellándose con unos árboles, muriendo los cuatro tripulantes.Posiblemente se tratara de los últimos aviadores alemanes que cayeron y perdieron la vida sobre suelo británico en la Segunda Guerra Mundial.

Fuentes:

-https://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Gisela
-https://codenames.info/operation/gisela-ii/
-https://www.quora.com/On-what-date-did-the-last-air-raid-take-place-on-England-during-WW2
-http://www.airwar.ru/enc/fww2/ju88g.html


Comentarios

  1. Siempre tarde podría ser el epitafio de la Luntwaffe.
    El Me-262, el He-219, el Do-335...
    Operaciones que realizadas un año antes hubieran significado, no la victoria pero si quizá un cambio y que hubieran salvado miles de vidas inocentes.

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