Operación Millenium
Millenium, el "raid de los mil bombarderos".
Como indica este título, se trató de la primera incursión del Mando de Bombardeo de la RAF en la que conseguían reunir más de 1.000 aparatos en una sola misión.
Realmente Milleniun iban a ser una serie de tres ataques con más de 1.000 bombarderos, pero las cosas no salieron así: Millenium I reunió 1.046 aviones con destino a la ciudad alemana de Colonia la noche del 30 al 31 de mayo de 1942.La segunda incursión prevista "sólo" consiguió reunir 956 bombarderos con destino a Essen la noche del 1 al 2 de junio, por lo que al no alcanzar la cifra mágica de los 1.000 aviones, recibió el nombre en clave de Arabian Nights (que ya les vale).Millenium II tuvo lugar la noche del 25 al 26 de junio, cuando 1.067 aviones partieron hasta Bremen.
Por supuesto, la más conocida de las tres misiones, y a la que normalmente se hace referencia cuando se habla de Millenium o del "raid de los 1.000 bombarderos" es a la primera de estas tres misiones, la del 30 al 31 de mayo sobre Colonia.Pero creo interesante hablar un poco sobre las tres, y por supuesto, de sus antecedentes y consecuencias.
En números y en calidad, esta fuerza aparentemente potente no lo era tanto.En una revisión del 22 de febrero de 1942 se contaba con un total de 378 bombarderos, de los cuales unos 50 eran bimotores ligeros y sólo 69 pesados.Del total, en ese momento eran operativos unos 300, y con algunos problemas: el Short Stirling Mk I Serie 3 en servicio por entonces tenía un techo de tan sólo 4.800 metros cargado, los nuevos Handley Page Halifax Mk II Serie IA habían mejorado con respecto a las primeras series, pero seguían con graves problemas hidráulicos, de motores y de techo de servicio.El Avro Manchester, simplemente había resultado desastroso por culpa de su motores Rolls-Royce Vulture.Por tanto, el grueso de las fuerzas lo seguían constituyendo los bimotores Vickers Wellington Mk IC, II y III, y en menor medida los últimos modelos de los Handley Page Hampden y los Armstrong Whitworth Whitley, estos dos últimos ya bastante obsoletos, con una velocidad, techo y carga de bombas deficientes.El mejor, con diferencia, era el nuevo Avro Lancaster, pero para el comienzo de la primavera aún eran pocos.Entre febrero y primeros de marzo, la media de la que se disponía era de unos 50 pesados y 250 medios.
Tanto el Armstrong Whitworth Whitley (arriba) como el Handley Page Hampden (abajo) estaban prácticamente obsoletos como bombarderos de primera línea en la primavera de 1942, pero a falta de otros tipos, tuvieron que seguir en la brecha durante varios meses más, y posteriormente continuaron en el Mando Costero.
Pero era una época de cambios, tras los demoledores resultados del Informe Butt de agosto del año anterior sobre los resultados de la Campaña de Bombardeo.Uno de los factores que propiciaron cierta mejora en el servicio, y que suele pasar desapercibido, fue la huida de los buques Scharnhorst, Gneisenau y Prinz Eugen durante la famosa "carrera del Canal".Puede que fuese, y de hecho lo fue, una humillación para los británicos el ver escaparse estos buques de guerra en sus narices, pero liberó al Mando de Bombardeo de su molesta presencia, y lo que es más importante, de gran cantidad de aparatos que se desviaban para su bombardeo.
Otro aspecto fue la nueva directiva presentada por el Estado Mayor del Aire el 14 de febrero.En ella se ordenaba una renovada campaña de bombardeo nocturno sin restricciones sobre las ciudades alemanas, en especial sobre Essen, Diusburg, Düsseldorf, Colonia, Bremen, Wilhelmshaven y Emden.
Los objetivos seleccionados tenían un motivo en especial, que era otro de los factores de la nueva ofensiva: el uso del sistema electrónico de navegación Gee, desarrollado durante los meses anteriores y que se estaba implantando en todos los aparatos posibles.Estaba claro que pocos meses después de su uso los alemanes conseguirían interferirlo, por lo que había que aprovechar ese tiempo.
Por último, otro factor determinante fue el cambio en la cadena de mando.Poco días después de la nueva directiva del Estado Mayor del Aire, Arthur T. Harris era puesto al frente del Mando de Bombardeo.Hasta entonces, Harris había estado al mando del Grupo 5º y posteriormente había estado en Washington como Comisario Jefe del Estado Mayor del Aire de la RAF, por lo que su influencia en la estrategia del Mando de Bombardeo hasta entonces había sido muy limitada, casi nula.Pero sus ideas eran bien conocidas: se oponía totalmente al bombardeo de "objetivos panacea", como él los llamaba, o sea, objetivos precisos como la industria del petróleo, las fábricas de rodamientos, o las de procesamiento de aluminio o molibdeno, que según muchos expertos, podían paralizar la industria alemana.Harris pensaba que el asunto era más simple: había que bombardear, y bombardear con dureza.
La nueva directiva del Estado Mayor le venía como anillo al dedo, sobre todo porque la interpretaría de forma muy libre: no dejaría de atacar las industrias ubicadas en las ciudades o en sus cercanías, pero sus oleadas de bombarderos atacarían toda la zona adyacente.Si las fábricas no recibían mucho daño, al menos la ciudad sería castigada.Si durante una misión se derrumbaban cientos de edificios de viviendas de trabajadores de las fábricas, también era aceptable.Había que causar daño, todo el posible y fuese donde fuese.
Las primeras misiones bajo su mando no fueron especialmente provechosas para su interés.Poco a poco, utilizando tácticas "heredadas" del KGr 100 (aviones guía con tripulaciones expertas, con los mejores equipos de localización y que marcaban los objetivos con bengalas y bombas incendiarias), los resultados mejoraron.Los objetivos seleccionados eran en algunas ocasiones bastante discutibles por su valor militar: a mediados de abril se atacó la antigua ciudad hanseática de Lübeck, en la costa del Báltico, con los nuevos modelos de bombas incendiarias y de termita.Ciento noventa bombarderos lanzaron unas 300 toneladas de bombas que arrasaron 122 hectáreas, dejando sin hogar a unas 15.000 personas.Aparte de esto, la principal consecuencia de esa incursión sobre Lübeck fue la de provocar la reacción alemana, que comenzó las misiones de represalia Baedecker sobre ciudades británicas donde se pudiese causar el mayor daño posible a la población civil, además de buscar, siguiendo las órdenes del propio Hitler, las ciudades con mayor interés histórico y de gran belleza arquitectónica, como Exeter, Canterbury, Norwich, Hull, etc.
Por su parte, el Mando de Bombardeo, durante el mes de abril, atacó Dortmund, Essen, Colonia y Hamburgo, aunque quizá la más exitosa fue la incursión a finales de mes sobre Rostock, que infligió graves daños a la ciudad, al puerto y a las instalaciones de la Heinkel en Marienehe.
Pero Harris sabía que para poder convencer al Alto Mando de lo idóneo de sus tácticas, necesitaba un buen triunfo, algo espectacular que le diese notoriedad al Mando de Bombardeo y que acallara a sus críticos (tanto suyos como del propio Mando de Bombardeo).La idea que propuso era, desde luego, impresionante: realizar una o varias misiones casi consecutivas con al menos 1.000 bombarderos.
Hay que tener en cuenta que hasta ese momento, el máximo de aparatos que Harris pudo reunir para una misión, en los pocos meses que llevaba al mando, fueron unos 521 (en el ataque a Rostock del día 24 de abril), por lo que alcanzar la cifra de 1.000 aviones era un reto inmenso en esos momentos, y que la tarea de organización iba a ser tremenda.Los escuadrones tendrían que poner en vuelo prácticamente la totalidad de sus efectivos, tanto de aparatos como de tripulaciones.Incluso así no se alcanzaría la cifra.Tendrían que participar unidades de entrenamiento operativo (OTU), con el riesgo que suponía lanzar al combate a personal sin apenas formación.Más aún, al principio de la planificación se contaba con que participaran también algunos escuadrones del Mando Costero, lo cual implicaba también utilizar tripulaciones entrenadas en otro tipo de misiones, con poca o nula experiencia en bombardeos nocturnos sobre tierra en territorio enemigo.
Para "vender" su idea, Harris argumentaba varias razones, más o menos acertadas, aunque realmente era algo que sólo tras la consecución de las misiones se podría valorar.Una de ellas, posiblemente la más discutible, era que una fuerza tan enorme de bombarderos sobre una sola ciudad provocaría tal cantidad de daños que minaría la moral de la población, incluso se pensaba que se producirían levantamientos y motines contra el gobierno alemán.
Otra razón, mucho más lógica, era que al concentrar una cantidad enorme de aparatos en un solo flujo continuo y lo suficientemente compacto para que el bombardeo no se demorase durante muchas horas, provocaría la saturación de las defensas de la Línea Kammhüber, tanto en los sistemas de alerta como de control de cazas y del fuego antiaéreo, lo que reduciría el porcentaje de pérdidas de bombarderos.También se esperaba que los incendios provocados por el uso de las nuevas bombas incendiarias fueran de tal magnitud que los equipos de bomberos se vieran también saturados, provocando que ardiera gran parte de la ciudad.
Además, Harris contó con otra ventaja "política".Desde hacía ya varios meses, el dictador soviético Stalin reclamaba (mejor dicho, exigía) la apertura de un Segundo Frente en Occidente para aliviar la presión alemana en la Unión Soviética.El Primer Ministro Winston Churchill recibía constantes presiones de parte de Stalin para ello, y Churchill vio en esta renovada ofensiva aérea la oportunidad de calmar un poco al mandatario soviético, argumentando que el "Segundo Frente" ya estaba en marcha con la campaña de bombardeo.Una misión con 1.000 aviones arrasando una ciudad alemana era una propaganda ideal para ello, por lo que Churchill apoyó la idea de Harris, incluso cuando se le presentó un informe con una previsión de bajas que podría alcanzar hasta el 10%.Para Churchill era una cifra asumible si se lograban los objetivos, tanto políticos como militares, así que dio el visto bueno para que se utilizasen las unidades de las OTU necesarias para alcanzar la cifra mágica.Por tanto, todo estaba dispuesto: el día 23 de mayo se envió la orden a todos los Grupos de Bombardeo para que preparasen todos los aviones disponibles para una misión inmediata: Millenuim estaba en marcha.
Fue entonces cuando se produjo un serio contratiempo, ya que Harris esperaba contar con unos 250 aparatos del Mando Costero, pero su Jefe, el Mariscal del Aire Philip Joubert de la Ferté, instigado por la poderosa Royal Navy, denegó el permiso para utilizar sus aviones.Poco impresionado por el asunto del raid milenario, argumentaba que sus aviones eran más necesarios para la lucha antisubmarina y la protección de convoyes que para que Harris y el Mando de Bombardeo se anotaran un "tanto propagandístico".Sus aviones no participarían.
Pero Harris no iba a ceder, y se ordenó a todos los Grupos de Bombardeo que tenían que poner en el aire el mayor número posible de aparatos a cualquier precio, incluidos los aparatos que estaban destinados a repuestos.Y serían dos Grupos de las OTU los que deberían de participar en la misión para completar el cupo.Se intentaría que al menos cada avión de las OTU llevase un piloto experimentado, pero al menos 49 de ellos tendrían que salir a la misión pilotados por alumnos.No hubo más remedio que posponer la operación, pero sólo por unos días.La nueva fecha era la de la noche del 30 al 31 de mayo.
Los mejorados Vickers Wellington con motores Bristol Hércules eran el componente fundamental del Mando de Bombardeo en esa época.
El primer "pesado", el Short Stirling.A pesar de su imponente aspecto, las limitaciones del avión (muchas de ellas debidas a las exigencias de la Especificación que pidió el Ministerio del Aire) eran evidentes, como un techo de servicio demasiado bajo y una bodega de armas incapaz de admitir los nuevos tipos de bombas de gran tamaño que se empezaban a utilizar.
Otro de los primeros "pesados", el Avro Manchester, acabó en fracaso por culpa de los inaceptables motores Rolls-Royce Vulture de 24 cilindros en X (dos bancadas de los anteriores Peregrine de 12 cilindros en V unidas).Pero el diseño general del modelo era bastante bueno, derivando, como ya sabemos, en el Lancaster de cuatro motores Merlin.
Con mucho, el mejor de los primeros pesados fue el Handley Page Halifax, a pesar de muchos y variados problemas.En la imagen vemos uno de los nuevos (en la época del ataque a Colonia) Mk II Serie I Special, que montaba los Rolls-Royce Merlin XX y eliminaba la torreta dorsal y frontal (bastante inútiles) en un intento de ganar prestaciones.
Con mucha diferencia, el componente principal de la fuerza estaba formado por los Vickers Wellington, con un total de 602 aparatos.El resto se repartían entre 79 Handley Page Hampden y 28 Armstrong Whitworth Whitley entre los bombarderos medios bimotores de primera generación, junto con 88 Short Stirling, 131 Handley Page Halifax y 46 Avro Manchester entre los bombarderos pesados de segunda generación.Sólo se pudieron reunir 73 de los nuevos Avro Lancaster para esa misión de los cuatro únicos escuadrones que los tenían en ese momento, y para muchos de ellos era su estreno en combate.
Finalmente se optó para la carga de bombas en una combinación de incendiarias de termita de 1,8 kg con varias HC y MC de 3.629 kg y 1.814 kg, con el objetivo de derruir el mayor número posible de edificios con las grandes bombas explosivas y de quemar con las de termita todo lo que quedase expuesto.En cabeza del flujo de ataque iban los aparatos de los Grupos 1º y 3º, equipados con el sistema Gee, que debían marcar el objetivo y lanzar el primer asalto.Se pretendía una gran concentración de fuerzas, y las tripulaciones recibieron órdenes de mantener en lo posible una trayectoria única para saturar la zona de la Línea Kammhüber que iban a atravesar.El tiempo apacible contribuyó al éxito del bombardeo, y el sistema Gee Mk IV que montaban los aviones funcionó esa noche perfectamente, por lo que se calcula que 898 tripulaciones declararon haber alcanzaron el blanco, un porcentaje enorme en esa época.Se calcula que 1.455 toneladas de bombas cayeron sobre la ciudad (970 toneladas eran incendiarias).A las 00:47 minutos las primeras bombas caían sobre la ciudad; a las 02:25 el ataque había terminado.La concentración de fuerzas se había alcanzado, ya que el bombardeo duró poco más de hora y media.De vuelta a sus bases, se contaron 43 bajas entre los atacantes, la mayoría debidas al fuego antiaéreo.En este total están incluídos dos por colisión en el aire y otros tantos (dos Bristol Blenheim) en una serie de ataques de diversión que realizaron aparatos del Grupo Nº 2 sobre aeródromos de los cazas nocturnos alemanes, lo que representa unas pérdidas de alrededor del 4%.A estas bajas había que sumar 12 aparatos que consiguieron llegar pero que quedaron inutilizables, más otro centenar dañados de menor importancia.
Al parecer, la mayoría de las pérdidas se produjeron entre las primeras oleadas, mientras que las unidades de las OTU, que volaban al final de la corriente de ataque, tuvieron menos, muestra de que las defensas fueron saturadas finalmente.Por tanto, los principales temores de la misión no se cumplieron, como eran los de que se produjesen muchas colisiones en el aire al participar un número tan grande de aviones por primera vez y tan agrupados, y que las defensas, lejos de colapsarse, se cebaran con la corriente de bombarderos y los derribasen en gran número, y que las inexpertas tripulaciones de las OTU cayesen de forma alarmante.
Lo cierto es que Colonia había sufrido un duro golpe.Al amanecer fueron enviados cuatro de los novísimos de Havilland Mosquito B.Mk IV Serie 2 en labor de hostigamiento y reconocimiento fotográfico, y se encontraron con una columna de humo que alcanzaba los 6.700 metros: la ciudad seguía ardiendo.El Departamento de Bomberos de la ciudad contabilizó unos 2.500 incendios, de ellos unos 1.700 considerados como "grandes".Se calcula que 250 fábricas fueron alcanzadas en menor o mayor grado, pero el impacto más grave fue en la propia ciudad: unas 250 hectáreas fueron destruidas, lo que incluye 9 edificios de hospitales o centros sanitarios, 17 iglesias, 16 escuelas, varios edificios de las universidades e innumerables edificios de viviendas.Murieron alrededor de 500 personas (400 civiles), más de 5.000 resultaron heridas, y unas 45.000 se quedaron sin hogar.Se estima que entre 135.000 y 165.000 personas huyeron de la ciudad tras el ataque, y aunque gran parte de ellos regresó, pocas semanas después la población había disminuido en un 11%.
Harris había obtenido su gran golpe.Todos los periódicos en el Reino Unido (y en los EEUU) se hacían eco de la proeza, y la moral y el prestigio del Mando de Bombardeo subían bastante, casi por primera vez desde que comenzó la campaña hacía ya un par de años.
El bombardeo tuvo una gran repercusión mediática, como se aprecia en esta imagen del New York Times del 1 de junio de 1942, algo que Harris buscaba y deseaba.
Intentando mantener la inercia de la situación mientras le fuese posible, la noche del 1 al 2 de junio casi reúnen la cifra mágica: 956 aparatos, en los que se incluyen 347 aviones de las OTU, atacaron el gran complejo de la Krupp AG en Essen, en una operación que acabó llamándose, como dijimos al principio, Arabian Nights.El ataque acabó en fiasco, ya que la presencia de nubes a unos1.200 metros de altura sobre la ciudad evitaron que el complejo de fábricas sufriese daños, ya que el bombardeo no logró la concentración necesaria y se dispersó por una gran zona.Pero de nuevo se saturaron las defensas, y las bajas fueron de "sólo" 31 aparatos, un 3,2% del total.
Tras varias semanas de mal tiempo, se intento repetir el éxito de la primera misión, lanzando Millenium II la noche del 26 al 26 de junio 1.067 bombarderos hasta Bremen.En esta ocasión participaron 272 aviones de las OTU y, a regañadientes, 102 aparatos del Mando Costero.Para completar la fuerza de ataque, en esta ocasión participaron incluso los bombarderos ligeros del Grupo Nº2, con 51 Bristol Blenheim y 24 Douglas Boston y 4 de Havilland Mosquito, lo que unidos al resto de tipos, resultó en la misión con más modelos diferentes de aviones que realizó el Mando de Bombardeo durante toda la Guerra.Realmente casi no se puede hablar de una sola misión, ya que los 102 aparatos del Mando Costero, en su mayoría Lockheed Hudson y Vickers Wellington, obligados por las presiones del Alto Mando a participar, realizaron una incursión paralela hasta los astilleros de Deschimag, mientras que la mayoría de los bombarderos ligeros del Grupo Nº2 atacaron el astillero de AG Weser.En el aspecto industrial, el objetivo primario era la planta de Focke-Wulf, pero también las de Atlas Werke y la refinería Korff.
Al dispersarse las fuerzas entre varios objetivos, y también al encontrarse la ciudad parcialmente cubierta de nubes en el momento del ataque, este no fue tan exitoso como el de Colonia, aunque en general se causaron bastantes daños, con unos 572 edificios derruidos y varios miles más dañados.Las bajas entre la población civil fueron contenidas, ya que se calcula que murieron en el ataque unas 85 personas, más otras 500 heridas aproximadamente.
En esta ocasión, las bajas entre los atacantes fueron mayores.Un total de 49 aparatos no regresaron, lo que suponía una cifra récord hasta el momento, y que representaba un no muy favorable 5% de porcentaje de bajas.Especialmente graves fueron las pérdidas del Grupo Nº91 de la OTU, que perdió 23 de los 191 aparatos que formaban su grupo, lo que representaba para ellos un insostenible 11,6% de porcentaje de bajas.
Con esta misión acabaron las operaciones Millenium.Sencillamente, el Mando de bombardeo no tenía capacidad para continuarlas.El Mando Costero no iba a seguir "prestando" sus valiosas tripulaciones y aparatos entrenados para la lucha marítima, y estaba claro que si se querían tener tripulaciones de reemplazo en un futuro inmediato, era imposible seguir desangrando a las OTU en misiones para las que, ni estaban preparados, ni sus aviones, generalmente modelos anticuados, estaban en condiciones de realizar.Las operaciones Millenium fueron una proeza asombrosa por parte de la RAF, pero era imposible continuarlas.
Colonia en ruinas, pocas semanas después del ataque de los mil bombarderos.No he encontrado demasiadas imágenes de esas fechas, ya que la mayoría que se encuentran en la red, y que ofrecen una imagen de Colonia completamente arrasada (generalmente con la catedral en primer plano) pertenecen a un reportaje fotográfico de 1945, cuando la ciudad había recibido ya varios bombardeos masivos.
Por supuesto había cosas que mejorar: la precisión de los ataques no era la adecuada, por lo que era necesario mejorar los sistemas de guía (algo que ya estaba en marcha, con nuevos equipos y tripulaciones mejor entrenadas).Era fundamental la entrada en servicio en gran escala de los cuatrimotores pesados, en especial de los mejorados Halifax y sobre todo de los Lancaster.Un Lancaster podía llevar el doble de carga de bombas que uno de los bimotores en servicio en esos momentos, volando más rápido, más alto y con mayor alcance.Si la pretensión del Alto Mando, y por supuesto también de Harris, era la de arrasar las ciudades alemanas, eran imprescindibles aparatos de mayor capacidad.Eso también estaba en marcha.
Famosa imagen de finales de 1942 de varios Lancaster del primer Escuadrón que los recibió, el Nº44 (Rhodesia).Aunque en esta imagen no se aprecia demasido bien, estos ejemplares pertenecen a las primerísimas series, transformados directamente de células incompletas de los Manchester, ya que aún mantinen las ventanillas rectangulares a lo largo del fuselaje.Harris necesitaba de estos aparatos de gran capacidad para su estrategia de bombardeo.
Pero las defensas alemanas no se iban a quedar sin mejorar.A finales de la primavera y comienzos del verano hubo una profunda reforma organizativa en la Luftwaffe que afectaba a la defensa nocturna del Reich.En junio de 1942, justo cuando finalizaban las incursiones Millenium, estaban entrando en servicio los nuevos radares aerotransportados Telefunken FuG 202 (Lichtenstein B/C) y FuG 212.
En julio de 1942, los alemanes empezaron a interferir el Gee.Durante ese mes, el siguiente a los ataques Millenium, el Mando de Bombardeo realizó unos 10 ataques importantes sobre ciudades alemanas, en los que la media de aparatos implicados era de unos 300.Se causaron daños importantes en ciudades como Wilhelmshaven, Duisburg y Hamburgo, pero la tasa de pérdidas empezaba a rozar el 10%, continuando así durante casi todo el verano y principios de otoño, hasta que a finales de año los objetivos y parte de las fuerzas se desviaron para apoyar la Operación Torch.
Se entró por tanto en una dinámica de guerra de desgaste.El Mando de Bombardeo cada vez era más poderoso y más preciso, pero las bajas entre sus efectivos no disminuyeron, al mejorar las defensas.Pero para Sir Arthur Harris (y, no lo olvidemos, para el Alto Mando de la RAF, y para el Primer Ministro, Winston Churchill), las bajas eran asumibles, ya que era posible reemplazarlas, mientras se consiguiera derruir las ciudades alemanas.
Quizá los tripulantes de los, digamos 30 aparatos de media que eran derribados por misión en esa época (unos 210 aviadores) que caían muertos o eran prisioneros en cada misión opinasen lo contrario.Y lo peor estaba por llegar, para ambos bandos.Al año siguiente, con más y mejores aparatos y mejores equipos electrónicos de guiado e interferencia, el Mando de Bombardeo arrasaría varias ciudades alemanas, causando una cantidad de víctimas civiles enorme.
A su vez, las defensas nocturnas alemanas, reponiéndose de cada golpe, mejorando también sus aparatos y equipos de radar, así como sus tácticas de lucha, elevarían el número de bajas entre los aviadores del Mando de Bombardeo hasta unos niveles en porcentaje mayores que cualquier otra unidad de los Aliados, fuesen del Arma que fuese, sólo superados durante la Guerra por el Arma Submarina de los alemanes.
Con sus Avro Manchester al fondo, en el aeródromo de Coningsby (Lincolnshire), los exultantes miembros del Sqn 106º con su Jefe en cabeza, el famoso Wing Commander Guy Gibson, celebran su regreso de la misión Millenium sobre Colonia.No tengo datos precisos, pero podemos imaginar cuantos de estos eufóricos aviadores caerían en combate durante los siguientes meses, entre ellos el propio Gibson.
Fuentes:
-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta, Tomo 6: "La Campaña de Bombardeo", Capítulo 3: "Un año decisivo".
-https://codenames.info/operation/millennium/
-https://codenames.info/operation/millennium-ii/
-https://de.wikipedia.org/wiki/Operation_Millennium
-https://www.bottesfordhistory.org.uk/content/topics/on-the-wings-of-the-morning-by-vincent-holyoak/chapter-6-operation-millenium
-http://ww2today.com/30th-may-1942-the-first-1000-bomber-raid
-https://www.memorialflightclub.com/bomber-command-first-bomber-raid
Como indica este título, se trató de la primera incursión del Mando de Bombardeo de la RAF en la que conseguían reunir más de 1.000 aparatos en una sola misión.
Realmente Milleniun iban a ser una serie de tres ataques con más de 1.000 bombarderos, pero las cosas no salieron así: Millenium I reunió 1.046 aviones con destino a la ciudad alemana de Colonia la noche del 30 al 31 de mayo de 1942.La segunda incursión prevista "sólo" consiguió reunir 956 bombarderos con destino a Essen la noche del 1 al 2 de junio, por lo que al no alcanzar la cifra mágica de los 1.000 aviones, recibió el nombre en clave de Arabian Nights (que ya les vale).Millenium II tuvo lugar la noche del 25 al 26 de junio, cuando 1.067 aviones partieron hasta Bremen.
Por supuesto, la más conocida de las tres misiones, y a la que normalmente se hace referencia cuando se habla de Millenium o del "raid de los 1.000 bombarderos" es a la primera de estas tres misiones, la del 30 al 31 de mayo sobre Colonia.Pero creo interesante hablar un poco sobre las tres, y por supuesto, de sus antecedentes y consecuencias.
ANTECEDENTES
Y es que para comienzos de la primavera de 1942, el Mando de Bombardero disponía de una fuerza de 44 escuadrones, eso sin contar a los bombarderos ligeros Bristol Blenheim y Douglas Boston que formaban el Grupo 2º de Bombardeo.Catorce de estos escuadrones estaban ya equipados con bombarderos pesados Short Stirling, Handley Page Halifax y Avro Manchester, mientras que el nuevo Avro Lancaster estaba terminando las pruebas operativas con el Sqn 44 y estaba a punto de entrar en servicio de forma masiva.En números y en calidad, esta fuerza aparentemente potente no lo era tanto.En una revisión del 22 de febrero de 1942 se contaba con un total de 378 bombarderos, de los cuales unos 50 eran bimotores ligeros y sólo 69 pesados.Del total, en ese momento eran operativos unos 300, y con algunos problemas: el Short Stirling Mk I Serie 3 en servicio por entonces tenía un techo de tan sólo 4.800 metros cargado, los nuevos Handley Page Halifax Mk II Serie IA habían mejorado con respecto a las primeras series, pero seguían con graves problemas hidráulicos, de motores y de techo de servicio.El Avro Manchester, simplemente había resultado desastroso por culpa de su motores Rolls-Royce Vulture.Por tanto, el grueso de las fuerzas lo seguían constituyendo los bimotores Vickers Wellington Mk IC, II y III, y en menor medida los últimos modelos de los Handley Page Hampden y los Armstrong Whitworth Whitley, estos dos últimos ya bastante obsoletos, con una velocidad, techo y carga de bombas deficientes.El mejor, con diferencia, era el nuevo Avro Lancaster, pero para el comienzo de la primavera aún eran pocos.Entre febrero y primeros de marzo, la media de la que se disponía era de unos 50 pesados y 250 medios.
Tanto el Armstrong Whitworth Whitley (arriba) como el Handley Page Hampden (abajo) estaban prácticamente obsoletos como bombarderos de primera línea en la primavera de 1942, pero a falta de otros tipos, tuvieron que seguir en la brecha durante varios meses más, y posteriormente continuaron en el Mando Costero.
Pero era una época de cambios, tras los demoledores resultados del Informe Butt de agosto del año anterior sobre los resultados de la Campaña de Bombardeo.Uno de los factores que propiciaron cierta mejora en el servicio, y que suele pasar desapercibido, fue la huida de los buques Scharnhorst, Gneisenau y Prinz Eugen durante la famosa "carrera del Canal".Puede que fuese, y de hecho lo fue, una humillación para los británicos el ver escaparse estos buques de guerra en sus narices, pero liberó al Mando de Bombardeo de su molesta presencia, y lo que es más importante, de gran cantidad de aparatos que se desviaban para su bombardeo.
Otro aspecto fue la nueva directiva presentada por el Estado Mayor del Aire el 14 de febrero.En ella se ordenaba una renovada campaña de bombardeo nocturno sin restricciones sobre las ciudades alemanas, en especial sobre Essen, Diusburg, Düsseldorf, Colonia, Bremen, Wilhelmshaven y Emden.
Los objetivos seleccionados tenían un motivo en especial, que era otro de los factores de la nueva ofensiva: el uso del sistema electrónico de navegación Gee, desarrollado durante los meses anteriores y que se estaba implantando en todos los aparatos posibles.Estaba claro que pocos meses después de su uso los alemanes conseguirían interferirlo, por lo que había que aprovechar ese tiempo.
Por último, otro factor determinante fue el cambio en la cadena de mando.Poco días después de la nueva directiva del Estado Mayor del Aire, Arthur T. Harris era puesto al frente del Mando de Bombardeo.Hasta entonces, Harris había estado al mando del Grupo 5º y posteriormente había estado en Washington como Comisario Jefe del Estado Mayor del Aire de la RAF, por lo que su influencia en la estrategia del Mando de Bombardeo hasta entonces había sido muy limitada, casi nula.Pero sus ideas eran bien conocidas: se oponía totalmente al bombardeo de "objetivos panacea", como él los llamaba, o sea, objetivos precisos como la industria del petróleo, las fábricas de rodamientos, o las de procesamiento de aluminio o molibdeno, que según muchos expertos, podían paralizar la industria alemana.Harris pensaba que el asunto era más simple: había que bombardear, y bombardear con dureza.
La nueva directiva del Estado Mayor le venía como anillo al dedo, sobre todo porque la interpretaría de forma muy libre: no dejaría de atacar las industrias ubicadas en las ciudades o en sus cercanías, pero sus oleadas de bombarderos atacarían toda la zona adyacente.Si las fábricas no recibían mucho daño, al menos la ciudad sería castigada.Si durante una misión se derrumbaban cientos de edificios de viviendas de trabajadores de las fábricas, también era aceptable.Había que causar daño, todo el posible y fuese donde fuese.
Las primeras misiones bajo su mando no fueron especialmente provechosas para su interés.Poco a poco, utilizando tácticas "heredadas" del KGr 100 (aviones guía con tripulaciones expertas, con los mejores equipos de localización y que marcaban los objetivos con bengalas y bombas incendiarias), los resultados mejoraron.Los objetivos seleccionados eran en algunas ocasiones bastante discutibles por su valor militar: a mediados de abril se atacó la antigua ciudad hanseática de Lübeck, en la costa del Báltico, con los nuevos modelos de bombas incendiarias y de termita.Ciento noventa bombarderos lanzaron unas 300 toneladas de bombas que arrasaron 122 hectáreas, dejando sin hogar a unas 15.000 personas.Aparte de esto, la principal consecuencia de esa incursión sobre Lübeck fue la de provocar la reacción alemana, que comenzó las misiones de represalia Baedecker sobre ciudades británicas donde se pudiese causar el mayor daño posible a la población civil, además de buscar, siguiendo las órdenes del propio Hitler, las ciudades con mayor interés histórico y de gran belleza arquitectónica, como Exeter, Canterbury, Norwich, Hull, etc.
Por su parte, el Mando de Bombardeo, durante el mes de abril, atacó Dortmund, Essen, Colonia y Hamburgo, aunque quizá la más exitosa fue la incursión a finales de mes sobre Rostock, que infligió graves daños a la ciudad, al puerto y a las instalaciones de la Heinkel en Marienehe.
Pero Harris sabía que para poder convencer al Alto Mando de lo idóneo de sus tácticas, necesitaba un buen triunfo, algo espectacular que le diese notoriedad al Mando de Bombardeo y que acallara a sus críticos (tanto suyos como del propio Mando de Bombardeo).La idea que propuso era, desde luego, impresionante: realizar una o varias misiones casi consecutivas con al menos 1.000 bombarderos.
Hay que tener en cuenta que hasta ese momento, el máximo de aparatos que Harris pudo reunir para una misión, en los pocos meses que llevaba al mando, fueron unos 521 (en el ataque a Rostock del día 24 de abril), por lo que alcanzar la cifra de 1.000 aviones era un reto inmenso en esos momentos, y que la tarea de organización iba a ser tremenda.Los escuadrones tendrían que poner en vuelo prácticamente la totalidad de sus efectivos, tanto de aparatos como de tripulaciones.Incluso así no se alcanzaría la cifra.Tendrían que participar unidades de entrenamiento operativo (OTU), con el riesgo que suponía lanzar al combate a personal sin apenas formación.Más aún, al principio de la planificación se contaba con que participaran también algunos escuadrones del Mando Costero, lo cual implicaba también utilizar tripulaciones entrenadas en otro tipo de misiones, con poca o nula experiencia en bombardeos nocturnos sobre tierra en territorio enemigo.
Para "vender" su idea, Harris argumentaba varias razones, más o menos acertadas, aunque realmente era algo que sólo tras la consecución de las misiones se podría valorar.Una de ellas, posiblemente la más discutible, era que una fuerza tan enorme de bombarderos sobre una sola ciudad provocaría tal cantidad de daños que minaría la moral de la población, incluso se pensaba que se producirían levantamientos y motines contra el gobierno alemán.
Otra razón, mucho más lógica, era que al concentrar una cantidad enorme de aparatos en un solo flujo continuo y lo suficientemente compacto para que el bombardeo no se demorase durante muchas horas, provocaría la saturación de las defensas de la Línea Kammhüber, tanto en los sistemas de alerta como de control de cazas y del fuego antiaéreo, lo que reduciría el porcentaje de pérdidas de bombarderos.También se esperaba que los incendios provocados por el uso de las nuevas bombas incendiarias fueran de tal magnitud que los equipos de bomberos se vieran también saturados, provocando que ardiera gran parte de la ciudad.
Además, Harris contó con otra ventaja "política".Desde hacía ya varios meses, el dictador soviético Stalin reclamaba (mejor dicho, exigía) la apertura de un Segundo Frente en Occidente para aliviar la presión alemana en la Unión Soviética.El Primer Ministro Winston Churchill recibía constantes presiones de parte de Stalin para ello, y Churchill vio en esta renovada ofensiva aérea la oportunidad de calmar un poco al mandatario soviético, argumentando que el "Segundo Frente" ya estaba en marcha con la campaña de bombardeo.Una misión con 1.000 aviones arrasando una ciudad alemana era una propaganda ideal para ello, por lo que Churchill apoyó la idea de Harris, incluso cuando se le presentó un informe con una previsión de bajas que podría alcanzar hasta el 10%.Para Churchill era una cifra asumible si se lograban los objetivos, tanto políticos como militares, así que dio el visto bueno para que se utilizasen las unidades de las OTU necesarias para alcanzar la cifra mágica.Por tanto, todo estaba dispuesto: el día 23 de mayo se envió la orden a todos los Grupos de Bombardeo para que preparasen todos los aviones disponibles para una misión inmediata: Millenuim estaba en marcha.
Fue entonces cuando se produjo un serio contratiempo, ya que Harris esperaba contar con unos 250 aparatos del Mando Costero, pero su Jefe, el Mariscal del Aire Philip Joubert de la Ferté, instigado por la poderosa Royal Navy, denegó el permiso para utilizar sus aviones.Poco impresionado por el asunto del raid milenario, argumentaba que sus aviones eran más necesarios para la lucha antisubmarina y la protección de convoyes que para que Harris y el Mando de Bombardeo se anotaran un "tanto propagandístico".Sus aviones no participarían.
Pero Harris no iba a ceder, y se ordenó a todos los Grupos de Bombardeo que tenían que poner en el aire el mayor número posible de aparatos a cualquier precio, incluidos los aparatos que estaban destinados a repuestos.Y serían dos Grupos de las OTU los que deberían de participar en la misión para completar el cupo.Se intentaría que al menos cada avión de las OTU llevase un piloto experimentado, pero al menos 49 de ellos tendrían que salir a la misión pilotados por alumnos.No hubo más remedio que posponer la operación, pero sólo por unos días.La nueva fecha era la de la noche del 30 al 31 de mayo.
Los mejorados Vickers Wellington con motores Bristol Hércules eran el componente fundamental del Mando de Bombardeo en esa época.
El primer "pesado", el Short Stirling.A pesar de su imponente aspecto, las limitaciones del avión (muchas de ellas debidas a las exigencias de la Especificación que pidió el Ministerio del Aire) eran evidentes, como un techo de servicio demasiado bajo y una bodega de armas incapaz de admitir los nuevos tipos de bombas de gran tamaño que se empezaban a utilizar.
Otro de los primeros "pesados", el Avro Manchester, acabó en fracaso por culpa de los inaceptables motores Rolls-Royce Vulture de 24 cilindros en X (dos bancadas de los anteriores Peregrine de 12 cilindros en V unidas).Pero el diseño general del modelo era bastante bueno, derivando, como ya sabemos, en el Lancaster de cuatro motores Merlin.
Con mucho, el mejor de los primeros pesados fue el Handley Page Halifax, a pesar de muchos y variados problemas.En la imagen vemos uno de los nuevos (en la época del ataque a Colonia) Mk II Serie I Special, que montaba los Rolls-Royce Merlin XX y eliminaba la torreta dorsal y frontal (bastante inútiles) en un intento de ganar prestaciones.
LAS MISIONES
Finalmente, 1.047 aparatos despegaron de Gran Bretaña, prácticamente la totalidad de los efectivos de los Grupos 1º, 3º, 4º y 5º del Mando de Bombardeo, que sumaron 678 aviones, más otros 365 aviones de los Grupos 91º y 92º de las OTU.Incluso cuatro aviones de la Escuela de Vuelo participaron.Con mucha diferencia, el componente principal de la fuerza estaba formado por los Vickers Wellington, con un total de 602 aparatos.El resto se repartían entre 79 Handley Page Hampden y 28 Armstrong Whitworth Whitley entre los bombarderos medios bimotores de primera generación, junto con 88 Short Stirling, 131 Handley Page Halifax y 46 Avro Manchester entre los bombarderos pesados de segunda generación.Sólo se pudieron reunir 73 de los nuevos Avro Lancaster para esa misión de los cuatro únicos escuadrones que los tenían en ese momento, y para muchos de ellos era su estreno en combate.
Finalmente se optó para la carga de bombas en una combinación de incendiarias de termita de 1,8 kg con varias HC y MC de 3.629 kg y 1.814 kg, con el objetivo de derruir el mayor número posible de edificios con las grandes bombas explosivas y de quemar con las de termita todo lo que quedase expuesto.En cabeza del flujo de ataque iban los aparatos de los Grupos 1º y 3º, equipados con el sistema Gee, que debían marcar el objetivo y lanzar el primer asalto.Se pretendía una gran concentración de fuerzas, y las tripulaciones recibieron órdenes de mantener en lo posible una trayectoria única para saturar la zona de la Línea Kammhüber que iban a atravesar.El tiempo apacible contribuyó al éxito del bombardeo, y el sistema Gee Mk IV que montaban los aviones funcionó esa noche perfectamente, por lo que se calcula que 898 tripulaciones declararon haber alcanzaron el blanco, un porcentaje enorme en esa época.Se calcula que 1.455 toneladas de bombas cayeron sobre la ciudad (970 toneladas eran incendiarias).A las 00:47 minutos las primeras bombas caían sobre la ciudad; a las 02:25 el ataque había terminado.La concentración de fuerzas se había alcanzado, ya que el bombardeo duró poco más de hora y media.De vuelta a sus bases, se contaron 43 bajas entre los atacantes, la mayoría debidas al fuego antiaéreo.En este total están incluídos dos por colisión en el aire y otros tantos (dos Bristol Blenheim) en una serie de ataques de diversión que realizaron aparatos del Grupo Nº 2 sobre aeródromos de los cazas nocturnos alemanes, lo que representa unas pérdidas de alrededor del 4%.A estas bajas había que sumar 12 aparatos que consiguieron llegar pero que quedaron inutilizables, más otro centenar dañados de menor importancia.
Al parecer, la mayoría de las pérdidas se produjeron entre las primeras oleadas, mientras que las unidades de las OTU, que volaban al final de la corriente de ataque, tuvieron menos, muestra de que las defensas fueron saturadas finalmente.Por tanto, los principales temores de la misión no se cumplieron, como eran los de que se produjesen muchas colisiones en el aire al participar un número tan grande de aviones por primera vez y tan agrupados, y que las defensas, lejos de colapsarse, se cebaran con la corriente de bombarderos y los derribasen en gran número, y que las inexpertas tripulaciones de las OTU cayesen de forma alarmante.
Primeros momentos del ataque a Colonia.El cielo está repleto de fogonazos de la antiaérea y de bengalas, mientras que abajo a la izquierda se aprecian los primeros impactos de las bombas.
Lo cierto es que Colonia había sufrido un duro golpe.Al amanecer fueron enviados cuatro de los novísimos de Havilland Mosquito B.Mk IV Serie 2 en labor de hostigamiento y reconocimiento fotográfico, y se encontraron con una columna de humo que alcanzaba los 6.700 metros: la ciudad seguía ardiendo.El Departamento de Bomberos de la ciudad contabilizó unos 2.500 incendios, de ellos unos 1.700 considerados como "grandes".Se calcula que 250 fábricas fueron alcanzadas en menor o mayor grado, pero el impacto más grave fue en la propia ciudad: unas 250 hectáreas fueron destruidas, lo que incluye 9 edificios de hospitales o centros sanitarios, 17 iglesias, 16 escuelas, varios edificios de las universidades e innumerables edificios de viviendas.Murieron alrededor de 500 personas (400 civiles), más de 5.000 resultaron heridas, y unas 45.000 se quedaron sin hogar.Se estima que entre 135.000 y 165.000 personas huyeron de la ciudad tras el ataque, y aunque gran parte de ellos regresó, pocas semanas después la población había disminuido en un 11%.
Harris había obtenido su gran golpe.Todos los periódicos en el Reino Unido (y en los EEUU) se hacían eco de la proeza, y la moral y el prestigio del Mando de Bombardeo subían bastante, casi por primera vez desde que comenzó la campaña hacía ya un par de años.
El bombardeo tuvo una gran repercusión mediática, como se aprecia en esta imagen del New York Times del 1 de junio de 1942, algo que Harris buscaba y deseaba.
Intentando mantener la inercia de la situación mientras le fuese posible, la noche del 1 al 2 de junio casi reúnen la cifra mágica: 956 aparatos, en los que se incluyen 347 aviones de las OTU, atacaron el gran complejo de la Krupp AG en Essen, en una operación que acabó llamándose, como dijimos al principio, Arabian Nights.El ataque acabó en fiasco, ya que la presencia de nubes a unos1.200 metros de altura sobre la ciudad evitaron que el complejo de fábricas sufriese daños, ya que el bombardeo no logró la concentración necesaria y se dispersó por una gran zona.Pero de nuevo se saturaron las defensas, y las bajas fueron de "sólo" 31 aparatos, un 3,2% del total.
Tras varias semanas de mal tiempo, se intento repetir el éxito de la primera misión, lanzando Millenium II la noche del 26 al 26 de junio 1.067 bombarderos hasta Bremen.En esta ocasión participaron 272 aviones de las OTU y, a regañadientes, 102 aparatos del Mando Costero.Para completar la fuerza de ataque, en esta ocasión participaron incluso los bombarderos ligeros del Grupo Nº2, con 51 Bristol Blenheim y 24 Douglas Boston y 4 de Havilland Mosquito, lo que unidos al resto de tipos, resultó en la misión con más modelos diferentes de aviones que realizó el Mando de Bombardeo durante toda la Guerra.Realmente casi no se puede hablar de una sola misión, ya que los 102 aparatos del Mando Costero, en su mayoría Lockheed Hudson y Vickers Wellington, obligados por las presiones del Alto Mando a participar, realizaron una incursión paralela hasta los astilleros de Deschimag, mientras que la mayoría de los bombarderos ligeros del Grupo Nº2 atacaron el astillero de AG Weser.En el aspecto industrial, el objetivo primario era la planta de Focke-Wulf, pero también las de Atlas Werke y la refinería Korff.
Al dispersarse las fuerzas entre varios objetivos, y también al encontrarse la ciudad parcialmente cubierta de nubes en el momento del ataque, este no fue tan exitoso como el de Colonia, aunque en general se causaron bastantes daños, con unos 572 edificios derruidos y varios miles más dañados.Las bajas entre la población civil fueron contenidas, ya que se calcula que murieron en el ataque unas 85 personas, más otras 500 heridas aproximadamente.
En esta ocasión, las bajas entre los atacantes fueron mayores.Un total de 49 aparatos no regresaron, lo que suponía una cifra récord hasta el momento, y que representaba un no muy favorable 5% de porcentaje de bajas.Especialmente graves fueron las pérdidas del Grupo Nº91 de la OTU, que perdió 23 de los 191 aparatos que formaban su grupo, lo que representaba para ellos un insostenible 11,6% de porcentaje de bajas.
Con esta misión acabaron las operaciones Millenium.Sencillamente, el Mando de bombardeo no tenía capacidad para continuarlas.El Mando Costero no iba a seguir "prestando" sus valiosas tripulaciones y aparatos entrenados para la lucha marítima, y estaba claro que si se querían tener tripulaciones de reemplazo en un futuro inmediato, era imposible seguir desangrando a las OTU en misiones para las que, ni estaban preparados, ni sus aviones, generalmente modelos anticuados, estaban en condiciones de realizar.Las operaciones Millenium fueron una proeza asombrosa por parte de la RAF, pero era imposible continuarlas.
Colonia en ruinas, pocas semanas después del ataque de los mil bombarderos.No he encontrado demasiadas imágenes de esas fechas, ya que la mayoría que se encuentran en la red, y que ofrecen una imagen de Colonia completamente arrasada (generalmente con la catedral en primer plano) pertenecen a un reportaje fotográfico de 1945, cuando la ciudad había recibido ya varios bombardeos masivos.
CONSECUENCIAS
Esta misiones dejaron varias conclusiones.Para el Mando de Bombardeo, había quedado claro que su idea de saturar las defensas había funcionado bien.Habían demostrado que una enorme fuerza de bombarderos podía actuar sin sufrir múltiples colisiones aéreas, a pesar de que se hacía énfasis en la continuidad de la corriente de bombarderos para que el objetivo fuese atacado en el menor tiempo posible, cosa que también se consiguió.También habían demostrado que la concentración de fuerzas podía causar daños catastróficos en las ciudades alemanas.Por supuesto había cosas que mejorar: la precisión de los ataques no era la adecuada, por lo que era necesario mejorar los sistemas de guía (algo que ya estaba en marcha, con nuevos equipos y tripulaciones mejor entrenadas).Era fundamental la entrada en servicio en gran escala de los cuatrimotores pesados, en especial de los mejorados Halifax y sobre todo de los Lancaster.Un Lancaster podía llevar el doble de carga de bombas que uno de los bimotores en servicio en esos momentos, volando más rápido, más alto y con mayor alcance.Si la pretensión del Alto Mando, y por supuesto también de Harris, era la de arrasar las ciudades alemanas, eran imprescindibles aparatos de mayor capacidad.Eso también estaba en marcha.
Famosa imagen de finales de 1942 de varios Lancaster del primer Escuadrón que los recibió, el Nº44 (Rhodesia).Aunque en esta imagen no se aprecia demasido bien, estos ejemplares pertenecen a las primerísimas series, transformados directamente de células incompletas de los Manchester, ya que aún mantinen las ventanillas rectangulares a lo largo del fuselaje.Harris necesitaba de estos aparatos de gran capacidad para su estrategia de bombardeo.
Pero las defensas alemanas no se iban a quedar sin mejorar.A finales de la primavera y comienzos del verano hubo una profunda reforma organizativa en la Luftwaffe que afectaba a la defensa nocturna del Reich.En junio de 1942, justo cuando finalizaban las incursiones Millenium, estaban entrando en servicio los nuevos radares aerotransportados Telefunken FuG 202 (Lichtenstein B/C) y FuG 212.
En julio de 1942, los alemanes empezaron a interferir el Gee.Durante ese mes, el siguiente a los ataques Millenium, el Mando de Bombardeo realizó unos 10 ataques importantes sobre ciudades alemanas, en los que la media de aparatos implicados era de unos 300.Se causaron daños importantes en ciudades como Wilhelmshaven, Duisburg y Hamburgo, pero la tasa de pérdidas empezaba a rozar el 10%, continuando así durante casi todo el verano y principios de otoño, hasta que a finales de año los objetivos y parte de las fuerzas se desviaron para apoyar la Operación Torch.
Se entró por tanto en una dinámica de guerra de desgaste.El Mando de Bombardeo cada vez era más poderoso y más preciso, pero las bajas entre sus efectivos no disminuyeron, al mejorar las defensas.Pero para Sir Arthur Harris (y, no lo olvidemos, para el Alto Mando de la RAF, y para el Primer Ministro, Winston Churchill), las bajas eran asumibles, ya que era posible reemplazarlas, mientras se consiguiera derruir las ciudades alemanas.
Quizá los tripulantes de los, digamos 30 aparatos de media que eran derribados por misión en esa época (unos 210 aviadores) que caían muertos o eran prisioneros en cada misión opinasen lo contrario.Y lo peor estaba por llegar, para ambos bandos.Al año siguiente, con más y mejores aparatos y mejores equipos electrónicos de guiado e interferencia, el Mando de Bombardeo arrasaría varias ciudades alemanas, causando una cantidad de víctimas civiles enorme.
A su vez, las defensas nocturnas alemanas, reponiéndose de cada golpe, mejorando también sus aparatos y equipos de radar, así como sus tácticas de lucha, elevarían el número de bajas entre los aviadores del Mando de Bombardeo hasta unos niveles en porcentaje mayores que cualquier otra unidad de los Aliados, fuesen del Arma que fuese, sólo superados durante la Guerra por el Arma Submarina de los alemanes.
Con sus Avro Manchester al fondo, en el aeródromo de Coningsby (Lincolnshire), los exultantes miembros del Sqn 106º con su Jefe en cabeza, el famoso Wing Commander Guy Gibson, celebran su regreso de la misión Millenium sobre Colonia.No tengo datos precisos, pero podemos imaginar cuantos de estos eufóricos aviadores caerían en combate durante los siguientes meses, entre ellos el propio Gibson.
Fuentes:
-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta, Tomo 6: "La Campaña de Bombardeo", Capítulo 3: "Un año decisivo".
-https://codenames.info/operation/millennium/
-https://codenames.info/operation/millennium-ii/
-https://de.wikipedia.org/wiki/Operation_Millennium
-https://www.bottesfordhistory.org.uk/content/topics/on-the-wings-of-the-morning-by-vincent-holyoak/chapter-6-operation-millenium
-http://ww2today.com/30th-may-1942-the-first-1000-bomber-raid
-https://www.memorialflightclub.com/bomber-command-first-bomber-raid
No en vano el apodo de Carnicero de Harris se lo pusieron sus propios hombres.
ResponderEliminarHola César! Pues así es, por supuesto.Pero no podemos olvidar que Harris actuaba con el beneplácito del Ministerio del Aire, del Alto Mando de la RAF y del Primer Ministro.Sólo ya muy avanzada la Guerra, cuando las masacres de civiles alemanes empezaron a ser escandalosas, los "peces gordos" que estaba por encima de él empezaron a echarse a un lado, adjudicándole a Harris la responsabilidad de estos ataques, que la tenía, por supuesto, pero no era el único.Un saludo compañero, se me había pasado tu comentario!!
Eliminar