Vesubio vs. B-25 Mitchell

Si los horrores y las penalidades de la Guerra no eran suficiente castigo para todos aquellos que las padecieron, tanto civiles como militares, la Naturaleza, que por descontado era ajena a todos los avatares de esa forma de vida que se empeñaba en matarse unos a otros, continuaba con su curso, desplegando todo su poderío en diferentes formas, para mayor padecimiento de aquellos que se cruzaban con ella.

Durante los años que duró la Segunda Guerra Mundial hubo, por supuesto, inviernos terribles por el frío, lluvias torrenciales que provocaron inundaciones, veranos asfixiantes, y toda la variedad de clima que encontraríamos en cualquier otra época, sólo que el hecho de estar en Guerra aumentaba sus efectos a los desafortunados que debían de padecer estas condiciones en situaciones de combate, o a los civiles que se veían privados, por ejemplo, de sus hogares.

Pero aparte de esto, también hubo una serie de catástrofes naturales, que de nuevo se pueden calificar de "normales", ya que sucedieron antes y sucederían después en mayor o menor medida, pero que también tuvieron notoriedad por producirse precisamente en esa época.

Una de las situaciones más conocidas fue la del Tifón Cobra, en diciembre de 1944, que afectó de lleno a buena parte de la Us Navy en el Océano Pacífico, y que provocó serios daños, con casi 800 bajas entre su personal y un número indeterminado entre los japoneses y la población civil, además de buques hundidos y dañados.Se perdió también un número considerable de aviones en los portaaviones afectados.
También en la zona del Pacífico tenemos los grandes terremotos que sacudieron las Islas del Archipiélago Japonés en diciembre de 1944 y enero de 1945, que no sólo causaron miles de víctimas civiles, sino que además dieron la puntilla a las pocas fábricas de esas zonas que aún sobrevivían a los bombardeos Aliados.

Pero quizá la más espectacular de estas catástrofes naturales, aunque sólo sea por lo impactante de las imágenes que dejó, fue la erupción volcánica de marzo de 1944 en el sur de la Península Itálica.Protagonista: el Monte Vesubio.

El famoso volcán entró en erupción entre los días 18 al 23 de marzo de 1944, aunque en los días anteriores al 18 ya se notó mucha actividad sísmica, y el volcán había comenzado a expulsar humo.Durante los días siguientes, las pequeñas localidades cercanas de San Sebastiano, Massa di Somma y San Giorgio quedaron prácticamente sepultadas.

Con el sello de "Confidencial", estas imágenes del Monte Vesubio humeando se tomaron el día 15 de marzo de 1944, pocos días antes de la gran erupción.


Pero en este blog lo que nos atañe es la Aviación.Pues bien, en otra población de la zona, en Terzigno, cerca de la histórica ciudad de Pompeya, tenía su base en esos días el 340th Bomb Group.
Este grupo de bombardeo era parte del Ala 57 de Bombardeo, supeditada a la 12ª Fuerza Aérea de los EEUU, y estaba formada por las Escuadrillas de Bombardeo (BS) 486, 487, 488 y 489, todas ellas equipadas con los bombarderos medios bimotores North American B-25 Mitchell.

Era una más de la multitud de unidades de las diferentes Fuerzas Aéreas Aliadas estacionadas por el sur de la Península, pero tuvieron la mala fortuna de encontrarse en la zona hacia donde se dirigió la mayor parte de la nube de cenizas producida por la erupción del Vesubuio.

La noche del 17 de marzo, los militares que acampaban en los alrededores del monte pudieron observar los primeros ríos de lava bajando desde el cráter.Esa misma madrugada y durante el Domingo día 18 comenzaron los temblores de tierra.En la madrugada del Domingo al lunes 19 de marzo, los temblores y las explosiones eran ya enormes, así como las corrientes de lava, que principalmente se dirigían en dirección a Nápoles.El volcán continuó su actividad, que poco a poco iba creciendo, durante los días 20 y 21.El jueves día 22 de marzo se produjo un cambio en la dirección del viento, que envió la cada vez mayor nube de cenizas hacia el sur.Cuando el personal del 340 BG se levantaron a primeras horas, el suelo a sus pies ya estaba cubierto de ceniza, y empezaban a caerles además pedazos pequeños de roca caliente.No hubo tiempo para mucho más: el Grupo al completo fue evacuado, la mayoría de ellos se montaron en los camiones sin tiempo ni para el desayuno, y salieron a toda prisa hacia Nápoles.Ese día y el siguiente, el viernes 23 de marzo, fueron lo más activos.Después, poco a apoco, en un par de días más la erupción perdió intensidad, y los miembros del 340 BG pudieron volver a su aeródromo.

Una de las más conocidas y espectaculares fotografías del Monte Vesubio en el apogeo de su erupción de marzo del 44.Pero no por ello se detiene la Guerra: los North American B-25 Mitchell del 447 BS (321 BG) sobrevuelan el monte en su camino hacia las posiciones alemanas.


La situación era dantesca: los Mitchell estaban destrozados.La ceniza caliente había quemado las superficies de control recubiertas de textil, el plexiglás de los morros, de las cabinas y de las torretas estaba vidriado, quemado o sencillamente roto.Todos los aparatos estaban cubiertos de ceniza en mayor o menor medida: algunos no demasiado, pero muchos estaban semienterrados, y gran parte de ellos estaban con la rueda del morro al aire, al acumularse el peso de la ceniza en el plano horizontal de cola, lo que los hizo levantarse del morro.Un total de 74 aviones se perdieron totalmente, otros 14 dañados consiguieron ser recuperados posteriormente.Afortunadamente no hubo de lamentar ninguna baja entre los miembros del Grupo, ni de aviadores ni del personal de tierra.

Este fue el panorama que se les presentó a los miembros del 340 BG cuando regresaron al aeródromo de Terzigno: sus Mitchell cubiertos de ceniza y en un estado lamentable.

Muchos B-25 presentaban este aspecto un tanto grotesco, con las ruedas del morro levantadas por el peso acumulado de la ceniza en sus planos de cola.

Al caerse de cola, las cenizas cubrieron en algunos casos por completo esa parte de los aviones, como se aprecia en esta imagen del puesto trasero de tiro con su ametralladora prácticamente enterrado.

Otra imagen famosa es la de este miembro del personal de tierra barriendo la ceniza del ala de estribor de un Mitchell, que también tiene el morro levantado.





Por supuesto, pocas semanas después el Grupo estaba de nuevo al completo de equipamiento.A esas altura de la Guerra la producción iba a toda máquina, y los norteamericanos no tenían apenas problemas para reemplazar las pérdidas materiales.Además, los Mitchell que se perdieron ese día pertenecían al subtipo -D en su mayor parte, y ya estaba casi planificada su pronta sustitución por los nuevos del subtipo -J.Pero 74 aviones perdidos no es una cifra pequeña.Veamos unos ejemplos: en la misión del 17 de agosto de 1943 sobre Regensburg-Schweinfurt-Ratisbona se perdieron 60 bombarderos.La posterior a la misma zona del 14 de octubre de 1943 (el llamado "Jueves Negro") se saldó con un total de unos 77 bombarderos perdidos.La incursión al aeródromo soviético de Poltava el 22 de junio de 1944 tuvo un coste de 47 bombarderos destruidos.La famosa Operación Tidal Wave sobre Ploesti del 1 de agosto de 1943 terminó con unos 55 bombardeos perdidos.El día 23 de diciembre de 1944, el peor día con diferencia de los Martin B-26 Marauder en toda la Guerra se perdieron unos 44 aviones de este modelo.

Por tanto, la pérdida de 74 bombarderos en un sólo día lo convierten en una de las "acciones" más importantes en cuanto a bajas de bombarderos  para la USAAF.La gran diferencia fue que, repito, afortunadamente, no hubo bajas personales.

Pero la "mala-buena suerte" del 340 BG no acabó ese día.Tan sólo dos meses después, el Grupo se había trasladado al aeródromo de Alesani, en Córcega.Allí, la noche del 13 de mayo, en uno de esos últimos ataques efectivos de la supuestamente vencida Luftwaffe, alrededor de 60 B-25 Mitchell resultaron destruidos.Este vez si hubo bajas entre el personal (puede que unas 15).
Por eso digo lo de "mala-buena suerte" en lo referente al 340 BG.En un período de sólo dos meses tuvieron la mala suerte de perder alrededor de 134 bombarderos, todos ellos estacionados en tierra,  una cifra altísima para un sólo Grupo.Pero tuvieron la buena suerte de que apenas si sufrieron bajas entre su personal.

Restos calcinados de los B-25 del 340 BG en el aeródromo de Alesani, en Córcega, a la mañana siguiente al devastador ataque de la Luftwaffe a este  aeródromo y al de Borgo-Poretta.

Los aeródromos que se encontraban un poco más alejados, y hacia los que no se dirigió la nube de ceniza gozaron de un espectáculo asombroso.



La erupción del Vesubio en esos días propició varias imágenes panorámicas del monte con aviones sobrevolándolo.Una de las que más me gustan es esta, en la que aparece (aunque la imagen lo nombra como un P-40) lo que yo creo que es un Bell P-39 Airacobra.

Tampoco los Spitfire se "perdieron" la oportunidad de fotografiarse en vuelo con el Vesubio humeando al fondo.

Esta imagen es bastante posterior, de mayo de 1945, pero se mantenía la costumbre de fotografiarse sobre el monte.En este caso es el famoso B-25 Mitchell que llevaba escrito en sus alas la frase "FINITO BENITO - NEXT HIROHITO (aunque apenas es visible).

Incluso los dos únicos Lockheed YP-80A que llegaron a Italia antes de terminar la Guerra "posaron" con el Monte Vesubio al fondo.Era una postal casi obligatoria.



Fuentes:












Comentarios

  1. Muy interesante. A veces la propia naturaleza es el enemigo más duro.
    Por lo demás en la foto del caza coincido contigo. Es un P-39. Si amplias y tratas la foto se distingue perfectamente la toma de aire detrás de la cabina.

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    1. Hola César! Pues la verdad es que parecía bastante claro que es un P-39, pero tampoco quería pasarme de listillo, jejeje... un saludo amigo!!

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