Big Week (VII)

 25/2/1944

  Las acciones del día 25 realmente habían comenzado a últimas horas del día anterior, cuando los aviones del Bomber Command de la RAF se preparaban para despegar para una nueva gran incursión nocturna. Tras tres noches consecutivas sin realizar ninguna incursión destacable, alegando el clima adverso, para esa noche Sir Arthur Harris se había quedado sin excusa para contribuir a la Operación Argument, que para sus ideas, representaba una desviación sin sentido en "su" campaña de bombardeo (la "Batalla de Berlín") que llevaba realizando con mayor o menor fortuna desde el 18 de noviembre del año anterior. Harris veía Argument (en realidad toda la Directiva de Bombardeo "Pointblank") como una distracción inútil en la búsqueda de destruir lo que él llamaba "objetivos panacea", y por supuesto abogaba por su tácticas de bombardeo zonal. Pero para esta ocasión había sido "instruido" por el Ministerio del Aire para que apoyase la ofensiva junto a los estadounidenses. 
 Tras varios años de campaña de bombardeo por parte de la RAF, esa noche se iba a atacar un objetivo inédito para el Bomber Command: nada menos que Schweinfurt, que si bien ya había sido golpeada varias veces por la 8ª FA, aún no había recibido la "visita" nocturna de los británicos. Como ya comenté en el capítulo anterior, justo el día antes la ciudad había sido atacada por 266 B-17 de la 1ª Div de la 8ª FA (238 fueron efectivos), por lo que cuando unas horas después, poco antes de la medianoche, cuando comenzaron a llegar los aparatos de la RAF, las fábricas y algunas partes de la ciudad seguían humeando.

 Para esta ocasión la RAF quiso tomar todas las medidas posibles para despistar a las defensas alemanas en el interminable juego del "gato y el ratón" que era la lucha nocturna, en el que los nuevos dispositivos electrónicos por ambos bandos brindaban efímeras ventajas hasta que el enemigo conseguía contrarrestarlas, por lo que las maniobras de distracción seguían siendo fundamentales. Y para esta ocasión hubo un gran despliegue: nada menos que una flota aérea de 179 aviones de las OTU despegaron hacia el Mar del Norte hasta una posición de unos 260 km al noreste de la costa de Lincolnshire para simular una gran fuerza que se reunía para tomar dirección a Berlín. Otro importante grupo formado por 110 aparatos (60 Handley Page Halifax y 50 Short Stirling) se dedicaron a sembrar minas en el estrecho de Kattegat y en la bahía de Kiel, mientras mucho más al sur, cinco Vickers Wellington sembraban de minas la costa frente a Lorient. Y luego estaban los ubicuos de Havilland Mosquito: 15 de ellos atacaron aeródromos de cazas nocturnos alemanes en los Países Bajos, 8 atacaron Kiel y otros 7 Aquisgrán, a la vez que 12 aparatos más actuaron como cazas en patrullas Serrate. En definitiva, un despliegue de 336 aviones para apoyar a la fuerza principal.

 Incluso en esta ocasión, la fuerza principal que atacaría Schweinfurt, que estaría compuesta por 734 bombarderos (554 Avro Lancaster, 169 Handley Page Halifax y 11 Mosquito) actuaría de forma novedosa: en lugar de la típica corriente continua de bombarderos, se harían dos oleadas separadas por un intervalo de 2 horas entre ambas formaciones, la primera formada por 392 aparatos y la segunda por otros 342. Ambas formaciones, además del intervalo horario entre ellas, tomarían rutas distintas hacia y a la vuelta del objetivo, siempre con la idea de confundir al sistema de defensa alemán. Fue una noche bastante despejada de nubosidad, lo que ayudó a localizar el objetivo más fácilmente a los aparatos señalizadores de la primera oleada. Cuando estos abandonaron la ciudad, buena parte de ella se encontraba en llamas, por lo que cuando llegó la segunda oleada, los incendios se veían como mínimo desde 80 km de distancia. Según los relatos de algunos tripulantes, cuando la segunda oleada terminó su trabajo, el resplandor de los incendios se llevaba a ver desde más del doble de esa distancia. 
 En cuanto a la precisión del bombardeo, teniendo en cuenta el método del Bomber Command de atacar zonas y no puntos clave, fue considerado por los reconocimientos posteriores como efectivo, con al menos 260 aparatos soltando sus bombas en un área de unos 5 km alrededor de las señalizaciones de los aparatos PFF, aunque un buen número de bombas cayeron en las pequeñas poblaciones de Grafenrheinfeld y Garstadt, al sureste del objetivo. Buena parte de las zonas residenciales y del casco antiguo de Schweinfurt también resultaron dañados, como por supuesto varios edificios de las factorías de la ciudad, pero como la 8ª FA acababa de bombardear ese mismo objetivo pocas horas antes y los reconocimientos no tuvieron lugar hasta unos días después, es casi imposible precisar qué daños causó cada incursión, por mucho que las tripulaciones tanto de la RAF como de la USSAF se "adjudicaran" los golpes sobre las industrias. 

 Lo cierto es que el gran esfuerzo de la RAF en esa noche para confundir, desviar y diseminar las defensas alemanas, tuvo cierto éxito en lo referente al número de bajas sufridas. El total de salidas en el combinado de todas las misiones fue de 1.070 aparatos: se perdieron 33 aparatos de la fuerza principal (26 Lancaster y 7 Halifax), 22 en la primer oleada y sólo 11 en la segunda, lo que representaba un porcentaje de bajas del 4,5%. Aparte, en el resto de misiones, se perdieron 2 Stirling y, sorprendentemente, un Mosquito de las patrullas Serrate (el primero de este tipo que se perdía desde que empezaron a operar), lo que daba un total de 36 aviones perdidos, o sea, un 3,4 % de bajas en el esfuerzo total de esa noche. Para el Bomber Command, acostumbrado a las grandes pérdidas, fue una buena noche.

Una imagen inédita hasta ese momento en la Guerra: la RAF atacando Schweinfurt. Las luces serpenteantes son las impresiones que dejaban en la película fotográfica las bengalas de los aviones señalizadores, en este caso fotografiadas por un aparato del Sqn 630º. El mal tiempo de los días anteriores había provocado algunas nevadas en el interior de Alemania, de ahí el color blanquecino del terreno. Las bajas temperaturas también provocaron que muchas de las tuberías de conducción de agua estuviesen heladas, impidiendo a los servicios de bomberos usarlas para extinguir los incendios.


Unos de los grandes olvidados entre los pilotos de la Guerra fueron los de reconocimiento. En la imagen, este piloto demuestra sus habilidades un tanto temerarias realizando un pase a un nivel casi a ras de suelo sobre la base de Attlebridge. El aparato es un Lockheed F-5C-1-LO (42-67114) apodado "Maxine", y pertenecía al 22º PRS, 7º PRG de la 8ª FA. El seguimiento de los resultados de las misiones de bombardeo era imprescindible para saber si habían sido efectivas, y ahí es donde entraban este tipo de aparatos, que generalmente iban desarmados, y que recorrían largas distancias sobre territorio enemigo intentando burlar las defensas y fotografiando objetivos.




 Cuando amaneció el viernes 25 de febrero los meteorólogos pronosticaron un inusitado tiempo despejado para prácticamente todo el interior de Alemania, por lo que la USSTAF decidió utilizar toda la fuerza disponible para realizar una penetración de largo alcance a puntos más alejados en el sur de Alemania, ya que en esta zona había importantes industrias de aviación que apenas se habían atacado durante la Big Week, y si bien el pronóstico era favorable para ese día, se volvía bastante desfavorable a partir de entonces. Las tres Divisiones de Bombardeo de la 8ª FA volarían una ruta muy similar entre ellas para legar a los objetivos primarios de Ratisbona (factorías de Messerschmitt),  Augsburgo Stuttgart (plantas de Messerschmitt y la de rodamientos de VKF) y la ciudad de Furth, donde había factorías de componentes y de ensamblaje también de los Messerschmitt. La 15ª FA de nuevo fue reclutada para participar, y lo harían también sobre las plantas de componentes de Messerschmitt en Ratisbona.
 Este esfuerzo total de los Grupos de Bombardeo se trasladaría también a los Grupos de Caza de ambas Fuerzas Aéreas, que tendrían que salir al aire con todos los efectivos posibles y realizar una de las misiones de escolta de más largo recorrido hasta entonces. Por su parte, la 9ª FA táctica tendría la misión habitual de realizar incursiones sobre las zonas más cercanas del continente, pero en esta ocasión también se exigió que realizasen el mayor número posible de salidas en dos tandas de mañana y tarde, todo por desviar de los bombarderos pesados el mayor número posible de oponentes. Nada menos que 191 Martin B-26 despegaron para atacar (y servir de distracción) los aeródromos de Venlo en los Países Bajos, Saint Trond en Bélgica y Cambrai-Epinoy en Francia. Otra gran incursión programada para la tarde fue cancelada al empeorar el tiempo sobre la zona del Canal. 
 En definitiva, se pretendía asestar un duro golpe a la industria de la aviación, en especial a las factorías de Messerschmitt, y por supuesto, derribar el mayor número posible de cazas alemanes por parte de la escolta.

 Para atacara a Stuttgart y Augsburgo la 1ª División de Bombardeo despegaría con un total de 268 Boeing B-17 de los doce Grupos que la constituían por entonces (91º, 92º, 303º, 305º, 306º, 351º, 379º, 381º, 384º, 401º, 457º y 482º). La formación se dividió en dos para alcanzar ambos objetivos, pero para atacar la planta de rodamientos de la VKF de Stuttgart sólo se destacaron 50 aparatos, mientras que un total de 196 fueron al objetivo principal, la planta de Messerschmitt en Augsburgo. Hay que destacar que el 482º BG dejó caer unos dos millones de folletos de papel sobre esta antigua ciudad, que hasta la fecha apenas había sido atacada por los bombarderos Aliados. El ataque sobre la planta de los cazas de Messerschmitt se consideró como muy efectivo, destruyendo unos treinta edificios, un tercio de las máquinas herramienta y dañando un 70% del material almacenado, reduciendo la producción aproximadamente en un 35%. Sin embargo, los grandes esfuerzos de reconstrucción hicieron que las plantas estuviesen casi a plena producción sólo un mes después. 
 Se perdieron un total de 13 bombarderos (uno de ellos aterrizó en Suiza y fue internado junto a su tripulación), y nada menos que hasta 172 aparatos resultaron con algún tipo de daño, sufriendo un total de 131 bajas de tripulantes entre fallecidos, prisioneros e internados. 

En el suelo cubierto de nieve, un grupo de muchachos curiosea los restos del Boeing B-17 (VE-B, 43-7786) del 532ª BS, 381º BG, derribado ese día por un Bf 109 en Willmandinge, cerca de Stuttgart. Seis de sus tripulantes fallecieron. 


 La 2ª División de Bombardeo despegó con destino a la ciudad de Furth con un total de 196 Consolidated B-24 de los ocho Grupos habituales (44º, 93º, 389º, 392º, 445º, 446º, 448º y 453º). De este total al menos 172 aparatos consiguieron alcanzar el objetivo causando graves daños en las plantas de ensamblaje, por lo que se consideró un bombardeo bastante efectivo. En esta ocasión, la 2ª Div y sus B-24 que habían sido castigados bastante en otras misiones salieron mejor parados que sus compañeros, al perder sólo 6 aparatos, aunque otros tres se consideraron no recuperables, aparte de otros 44 que llegaron con diferentes daños. Las pérdidas entre los tripulantes ascendieron a 24 fallecidos y 37 prisioneros de Guerra.

 Pero fueron los aparatos que llegaron hasta Ratisbona los que vieron los combates más intensos y sangrientos del día. Por primera vez en la Guerra, fuerzas combinadas de la 8ª FA y de la 15ª FA atacarían el mismo objetivo en el mismo día, con la doble intención de, primero, potenciar al máximo los efectos de los bombardeos, y segundo, intentar dividir a los cazas alemanes. Tan importante se consideró este objetivo que incluso se les indicó a los Grupos de Bombardeo que bajasen su cota de vuelo sobre el objetivo con la intención de que fuese lo más efectivo posible, una decisión un tanto controvertida. El caso es que el plan estadounidense salió bien, pero sólo a medias. Se consiguió un buen grado de destrucción, como ahora después veremos, pero lo de intentar dividir a los cazas alemanes no dio el resultado esperado, concentrándose la mayoría de éstos sobre los bombarderos de la 15ª FA durante sus últimas etapas de aproximación desde el sureste, donde no llegaban sus escoltas. Y lo pagaron bastante caro.
 La 3º División de Bombardeo despegó con un total de 290 Boeing B-17 (Grupos 94º, 95º, 96º, 100º, 301º, 385º, 388º, 390º, 447º y 452º), de los que 267 alcanzaron sus objetivos en Ratisbona y algunos otros objetivos menores cercanos. Las pérdidas ascendieron a 12 aparatos derribados más otro estrellado al aterrizar, con otros 82 aviones con diversos daños de combate. Las bajas entre los tripulantes ascendieron a 33 fallecidos, 73 prisioneros de Guerra y al menos 24 desaparecidos en combate (posteriormente se supo que al menos cinco de estos consiguieron evitar la captura y evadirse). En los aparatos que regresaron dañados hubo cuatro fallecidos y unos 12 heridos graves.
 Eso en lo relativo a la 8ª FA. Mientras, desde las lejanas bases de Foggia la 15º FA reunió a todos sus Grupos de Bombardeo (cerca de 400 aparatos) para ese día, pero sólo unos 176 de ellos tenían capacidad (gracias a poder montar depósitos extra en el interior) para llegar hasta Ratisbona. El resto de aparatos estuvo bastante ocupado atacando objetivos portuarios en Fiume, Pola y Zara, mientras que otros llegaron hasta Austria y atacaron el aeródromo de Graz-Thalerhof y vías ferroviarias en Zell-an-See. 
 Pero fueron los 176 aviones que intentaron llegar hasta Ratisbona los que sufrieron los mayores ataques por parte de los cazas alemanes. Hay que recordar que en su aproximación hacia la zona, desde el sureste, llegaban ya sin escolta, lo que les daba a los cazas pesados bimotores una de sus pocas oportunidades de atacar una formación enemiga sin preocuparse por la escolta. El resultado fue de nada menos que 33 bombarderos derribados de esta formación, a los que hay que sumar otros 6 derribados en los demás objetivos del día, para un nefasto total de 39 cuatrimotores derribados de la 15ª FA en ese sólo día. No he conseguido datos sobre las bajas entre los tripulantes, pero considerando una tripulación de 10 aviadores por aparato, podéis hacer un cálculo aproximado de las bajas, ya fuesen fallecidos o prisioneros.
 Pero los resultados del bombardeo de las plantas de Messerschmitt en Ratisbona se consideraron como muy importantes, especialmente en Obertraubling, donde prácticamente no quedó un sólo edificio en pie. Algunos registros indicaron que en la plantas de la ciudad se montaron 435 aparatos en el mes de enero, mientras que en marzo, tras los bombardeos, la producción fue de sólo 135 aparatos. Se calcula también que todo el sistema de plantas de producción y montaje de Ratisbona tardó unos cuatro meses en volver a alcanzar los valores de primeros de año.

Boeing B-17G del 385º BG sobre el terreno nevado cerca de Ratisbona el 25 de febrero. Las dos grandes columnas de humo pertenecen a la zona de Obertraubling (1) y Prufening (2). Estos dos objetivos fueron donde se consiguieron unos de los mejores resultados en cuanto a efectividad durante la Big Week.


En cuanto a la actuación de la escolta de cazas, por supuesto ese día se pusieron en el aire todos los efectivos posibles, con un total de 899 cazas. Como las formaciones de bombarderos llevarían una ruta muy próxima entre sí durante gran parte de la incursión, también lo cazas irían en este día bastante agrupados, y como los objetivos se suponían de gran importancia estratégica, se esperaba una respuesta muy contundente de la Luftwaffe, precisamente lo que se buscaba para asestarle un buen golpe a los cazas en combates aéreos aprovechando la superioridad numérica y el largo radio de acción de muchos de los cazas que partirían ese día. Sin embargo, sorpresivamente, aunque el resultado se pudo calificar como bueno, no lo fue en la proporción esperada, ya los cazas alemanes se presentaron en mucho menor número del supuesto en la ruta de los bombarderos de la 8ª FA, aunque si que aparecieron en gran número más al sur, por donde llegaron los de la 15ª FA, que precisamente iban sin escolta. Los motivos son difíciles de precisar, y seguramente se debió a varios factores, no a uno en concreto. Al parecer, uno de ellos fue que los controladores alemanes creyeron detectar una formación que se dirigía hacia la zona norte de Alemania, y desviaron allí una de las principales unidades del I. Jagdkorps, la JG 11, que finalmente apenas participó en los combates. Otro motivo por supuesto era simplemente el desgaste tras varios días casi ininterrumpidos de combates por parte de todos los componentes de la Luftfflotte Reich, que no tenía la capacidad de reposición casi inmediata de sus oponentes.

 Una vez más el caza principal seguía siendo en cuanto a número el Republic P-47 con un total de 687 aparatos de 9 Grupos de la 8ª FA (4º, 56º, 78º, 352º, 353º, 355º, 356º, 359º y 361º) más otros 3 de la 9ª FA (358º, 362º y 365º). Esta enorme flota de P-47 sólo perdió un aparato (del 358º FG, cuyo piloto resultó muerto), con otros seis aviones dañados. Por su parte reclamaron un 13-2-10. Hay que señalar que esta fue la última misión sobre territorio alemán del prestigioso 4º FG, los "Debben Eagles", con los Republic P-47 Thunderbolt. Para su siguiente misión (el día 28 de febrero, aunque esta se limitó a escoltar bombarderos sobre la costa francesa contra emplazamientos de las V-1) ya utilizaron por primera vez los North American P-51 Mustang, aparatos con los cuales alcanzarían sus mejores cuotas en los combates a partir de entonces. Por fin el Coronel Blakeslee había conseguido sus ansiadas monturas.
 Los dos Grupos equipados con los Lockheed P-38 (20º y 55º) lograron poner en el aire a un total de 73 aparatos, consiguiendo un modesto 1-2-0 pero sin sufrir ningún derribo propio, tan sólo un aparato regresó tan dañado que fue desechado.
 Los North American P-51 seguían equipando a un sólo Grupo de la 8ª FA, el 357º, pero para esta misión se le unieron los dos que había en servicio ya en ese momento con la 9ª FA, el 354º y el 363º, para un total de 139 aparatos, que reclamaron un 12-0-3 contra la pérdida de dos aparatos del 357º FG (los dos pilotos fueron hechos prisioneros). 

Dos Republic P-47D Thunderbolt del 56º FG, los "Wolfpack", despegando de un aeródromo en Gran Bretaña para otra misión, cargados con depósitos de combustible extra, son despedidos por una joven cuando aún no han terminado de recoger el tren principal. Una bonita fotografía propagandística. En la época de la Big Week, y aún durante unas cuantas semanas más, el Thunderbolt siguió siendo el principal caza de escolta en cuanto a número de unidades, pero a partir de marzo la mayoría de Grupos empezaron a cambiarse a los P-51 Mustang.


Los primeros Mustang de la 8ª FA fueron los del 357º FG, como los de la imagen. En ella vemos algunos de los componentes del 363º FS, con el P-51B (B6-W, 43-6712) del Teniente Coronel Guernsey I. Carlisle en primer plano, que por cierto se había "agenciado" una de las muy codiciadas cabinas Malcolm. Con sus depósitos bajo las alas, los Mustang eran esenciales para la escolta de largo alcance.



 Para los defensores alemanes, fue otro día de victorias pero de gran desgaste. Entre los cazas y la flak los norteamericanos perdieron, entre la y la 15º FA un total de 70 bombarderos derribados más otros cuatro irrecuperables o que se perdieron al estrellarse en el regreso. En ese momento estas pérdidas representaron no sólo el mayor número de aparatos en un sólo día durante la Big Week, si no de cualquier otra misión de la campaña de bombardeo diurno, superando incluso el desastre del año anterior sobre Schweinfurt. La gran diferencia con aquel día era el porcentaje de bajas, muy inferior en esta ocasión por el elevado número de aparatos participantes. Por contra, las bajas entre los cazas de escolta se pueden considerar casi mínimas, con sólo 3 cazas derribados más otro irrecuperable.
 Incluso teniendo en cuenta que el porcentaje de bajas era muy inferior al de otras ocasiones, la pérdida absoluta entre derribos y desechados sumando bombarderos y cazas ascendió a 78 aparatos (sin contar las bajas de los bombarderos medios de la 9ª FA, de los que no he obtenido datos fiables, pero que puede que sumasen cuatro B-26 derribados por la JG 26), se podría considerar como una relativa victoria para la Luftwaffe, si no fuera por el hecho de que sólo la Luftfflotte Reich tuvo unas pérdidas de 48 cazas abatidos, con 19 pilotos muertos y otros 20 heridos, una cifra muy preocupante para los cada vez más acosados cazadores alemanes. Es destacable también que de este total de 48 cazas abatidos, 26 de ellos fueron reclamados por los cazas Aliados, mientras que el resto, otros 22 cazas, fueron en su mayoría derribados por los artilleros de los bombarderos (menos posiblemente algunos que causasen baja por accidente o fallo mecánico). Esto indicaba un cada vez mayor grado de inexperiencia entre los pilotos alemanes, que no eran capaces de poner en práctica las mejores tácticas de ataque contra los bombarderos y caían presa del fuego cruzado de sus artilleros.

 En teoría, estas misiones del día 25 de febrero fueron el final de la Big Week. Digo en teoría porque esa misma noche, la del día 25 al 26 de febrero, el Bomber Command de la RAF realizó una controvertida incursión sobre uno de los objetivos señalados para esa semana, como ya sabemos relacionados directamente con la industria aeronáutica. Para verla algo más en detalle y hacer un pequeño resumen de las consecuencias de la Big Week os emplazo a la próxima y última entrega de esta serie.

El piloto de este Focke-Wulf Fw 190A-7 maniobra intentando escapar de los disparos de un caza estadounidense, pero no ha logrado deshacerse del depósito suplementario y lo alcanza explotando. No soltar los depósitos extra en un combate solía significar que el piloto no tenía mucha experiencia, un mal que acechaba a la Luftwaffe cada vez más al perder poco a poco a sus pilotos experimentados.


El piloto de este Fw 190A-7 si que era todo un experten: se trata de la montura que utilizaba en febrero de 1944 el Oberfeldwebel Adolf Glunz, el "9" Blanco (Wk-Nr 642527), de la 5ª/JG 26, en esos momentos basada en Cambrai-Epinoy. Adolf Glunz fue el único suboficial de la prestigiosa JG 26 que recibió la Cruz de Caballero con esa graduación, aunque poco después fue ascendido a oficial y estuvo al mando de esa unidad durante 12 meses, hasta marzo de 1945, cuando al ser uno de lo pocos veteranos en activo se le "traspasó" a la JG 7 para volar los Me 262. Aunque las cifras de derribos siempre son controvertidas, Glunz sobrevivió a la Guerra con un registro de 71 victorias, de ellas nada menos que 68 en el Frente Occidental, donde entre otros derribó 20 bombarderos de cuatro motores y 3 de los esquivos de Havilland Mosquito. Ese número de victorias en el Frente Occidental lo sitúa entre los mejores pilotos de ese Teatro de Operaciones, y fue precisamente durante la Big Week cuando Glunz tuvo su día más glorioso, cuando el 22 de febrero reclamó el derribo de cuatro B-17 y un P-47 en las dos salidas que realizó ese día.




Fuentes:

-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta.
-Aviones en Combate: Ases y Leyendas. Osprey Aviation-Ediciones del Prado.


Comentarios

  1. En esas fechas la Luntwaffe ya estaba derrotada. Seguía presentando batalla, pero cada piloto perdido no podia ser reemplazado y la escasez de combustible y la presión no permitían un adiestramiento.
    Según los grandes pilotos expertos caían, lo que era inevitable, no podían ser repuestos por pilotos entrenados más que a medias, abrumados además por una superioridad numérica aplastante.

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    1. Así es César. Pero incluso así, aún quedaron las más sangrientas batallas por librarse. Mencionaré algo de ellas en la última parte. Un saludo!!

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  2. ¡Vaya semanita! :D Me ha llamado la atención el pie de foto del Mustang con cabina Malcolm. Había leído desde que era pequeño que uno de los defectos de las primeras versiones de Mustang era la mala visibilidad y que la cubierta Malcolm fue una muy buena solución provisional hasta el desarrollo de la cubierta de burbuja. No sabía que las Malcolm podían sustituir a las originales. Pensaba que se montaban de serie. Otra cosa, ¿qué son las cifras de derribos 13-2-10? Enhorabuena y gracias por tu nuevo artículo.

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    1. Lo primero de todo muchas gracias por los comentarios de ambos!! Y si, lo de la cubierta Malcolm fue una mejora realizada en la propia Gran Bretaña para los Mustang británicos por la compañía R. Malcolm & Co, pero algunos pilotos norteamericanos se las averiguaron para conseguir algunas de ellas. Sobre los números, creo que se me ha pasado explicarlo, pero es una forma abreviada de decir, por ejemplo, que reclamaron 13 derribos, 2 probables derribos y 10 aviones dañados, en resumen, 13-2-10. Muchas gracias por leer estas cosas!!!

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    2. ¡De nada, un placer! ¡Gracias a ti por hacerlo así de fino!

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