Midway: el cuarto portaaviones (V)
4 DE JUNIO: EL GRAN DIA
Todos los pilotos de los Consolidated PBY-5 que despegaron alrededor de las 04:15 horas del 4 de junio sabían que este era el día para encontrar a la Flota Japonesa. Las órdenes les indicaron un alcance de búsqueda de unos 780 km... a no ser que descubrieran antes a los portaaviones enemigos. En todo caso, debían de informar de cualquier tipo de contacto que realizaran, y que el informe fuese lo más completo posible, lo que implicaba más riesgo de exposición a ser derribados. El que también se les comunicara que a la vuelta eludieran amerizar en Midway y que siguieran camino hasta las islas Laysan y Lisianski les dejaba claro que este día era el día.
Para cuando los PBY se preparaban para despegar, los pilotos ya tenían una idea aproximada de por donde podían aparecer los japoneses. Uno de ellos, el Teniente Howard P. Ady Jr. del VP-23, antes de subir a uno de los once PBY-5 que iban a despegar desde la laguna en el interior del atolón (los otros once aparatos que despegaron ese día eran PBY-5A que lo hicieron desde Eastern Island) miró el tablón colocado en la base de los hidroaviones de Sand Island con los sectores de búsqueda asignados a cada avión, y vio que el suyo era el sector de los 315º. Cada aparato debía cubrir su sector con un arco de búsqueda de 7,5º, por lo que rápidamente se dio cuenta de que iba a tener, seguramente, un día "entretenido". Su PBY-5 tenía la matrícula 4V58 y el código de llamada de radio "Strawberry 5".
Tan pronto como despegaron los PBY con el acompañamiento de una patrulla de cazas del VMF-221 de los Marines, también despegaron los quince Boeing B-17E que había operativos, de nuevo bajo el mando del Teniente Coronel Sweeney, en principio con la orden de dirigirse al oeste y volver a atacar a los buques de transporte de invasión avistados y atacados en día anterior, pero advertidos de que si se descubrían los portaaviones antes de llegar a los transportes serían desviados hacia ellos. Todos los demás aviones de Midway, ya fuesen de los Marines, de la Us Navy o de la USAAF estaban alerta y preparados para despegar.
El Teniente Ady estaba en lo correcto cuando pensó que iba a tener un día ajetreado, porque a las 05:30 consiguió ver a lo lejos entre un claro de las espesas nubes a la Flota Japonesa. Su primer mensaje por radio fue poco conciso: "portaaviones rumbo 320, distancia 180". Las nubes volvían a tapar los buques, y los mandos militares esperaban con nerviosismo más datos. Pero el siguiente mensaje vino de otro PBY que patrullaba en un sector al sur adyacente al del Teniente Ady. A las 05:45 el Teniente William A. Chase informaba, en un mensaje sin codificar, "muchos aviones se dirigen a Midway, rumbo 320º distancia 150". El Teniente Chase había descubierto a los aparatos japoneses procedentes de los portaaviones que iban a atacar Midway. Apenas unos minutos después, el radar SCR-270 de la isla detectaba la formación enemiga.
Y no quedó ahí el asunto, ya a las 05:52, Strawberry 5 al mando del Teniente Ady emitía por fin el aviso que tanto se esperaba: "dos portaaviones y buques del cuerpo principal, portaaviones al frente, rumbo 135 velocidad 25 nudos".
Los mandos en Midway hicieron despegar todos los aviones disponibles: no habría otro Pearl Harbor, con los aviones ametrallados en tierra. A las 05:55 sonó la alarma de ataque aéreo y a las 06:00 todos los aparatos estaban en el aire. A su vez, más al este, el Contraalmirante Frank Jack Fletcher que ahora comandaba las dos Task Force con los tres portaaviones norteamericanos, recibía por fin la noticia que esperaba para poder situar y lanzar correctamente sus portaaviones. La gran Batalla iba a comenzar.
Y la primera parte para los estadounidenses era intentar repeler a los más de cien aviones lanzados por los cuatro portaaviones japoneses Akagi, Kaga, Hiryu y Soryu a las órdenes del Teniente Joichi Tomonaga, Comandante del Grupo Aéreo del Hiryu: 36 Nakajima B5N, 36 Aichi D3A y otros 36 Mitsubishi A6M formaban de nuevo la "Profana Trinidad" que devastó Pearl Harbor y que en los últimos meses había recorrido el Pacífico Suroeste y el Índico con el Vicealmirante Chuichi Nagumo al mando. Faltaban, eso si, el Zuikaku y el Shokaku, que no habían tenido tanta fortuna en la anterior Batalla del Mar del Coral. Aunque para la mayor parte de los mandos japoneses en esos momentos no se les echaba muy en falta, seguramente horas después si que lo harían.
Los primeros en "recibir" a los aviones japoneses serían los cazas de los Marines del VMF-221. El Major Parks, al mando de la unidad, los dividió en dos grupos más o menos equivalentes, uno mandado por él mismo y que incluía ocho Brewster F2A-3 y cinco Grumman F4F-3, mientras la otra formación al mando del Capitán Kirk Armistead la formaban doce F2A-3 y un solitario F4F-3. Esta segunda formación fue enviada a una zona separada del último contacto del radar, por si los aviones japoneses se dividían para atacar desde dos direcciones. Como se comprobó que no sucedía esto, rápidamente se movieron a la zona del primer grupo. Un par de F2A-3 que habían estado de CAP hasta ese momento no participaron en el combate.
El primer grupo, el del Major "Red" Parks, se encontró con la formación japonesa a las 06:16 horas a unos 48 km de Midway volando a una altura de unos 3.600 metros. Sería todo un espectáculo para ellos esta visión, con los B5N y D3A en una rígida formación en "V" subdividida a su vez en varias "V" más pequeñas. Pero lo cierto es que iban a un auténtico "avispero". Los pilotos de los Marines estaban superados en número y en calidad de sus monturas, e incluso peor aún, en tácticas de combate, por no hablar de la diferencia de experiencia en comparación con los veteranos pilotos japoneses. El propio Major Parks, un tipo generalmente de buen humor y de carácter extrovertido, estaba de mal humor y como distraído la noche anterior al combate. Su colega el Capitán Armistead recordó que trató de animarlo diciéndole que "mañana a estas horas todo habría terminado", a lo que Parks le respondió: "si, para aquellos de vosotros que lo superen".
Con la ventaja de la altura (volaban a 5.100 metros) y de la sorpresa (recordemos que los japoneses no sabían que cantidad de aviones había en Midway al fallar sus reconocimientos aéreos previos) lo mejor que podían hacer los Marines era lanzarse hacia la formación y derribar todos los bombarderos que pudieran antes de que aparecieran los A6M, a los que aún no se había localizado. Así lo hicieron, consiguiendo bastantes impactos entre los aparatos que como era costumbre en las formaciones japonesas en esa época (e incluso posteriormente), no la rompían al ser atacados. Pronto se unió el segundo grupo y realizó también una pasada de ametrallamiento... pero ahí acabó todo: los cazas Zero aparecieron de inmediato y a partir de entonces los Marines prácticamente tuvieron que dedicarse a intentar escapar de ellos. Desgraciadamente, la diferencia era alta, y uno tras otro los cazas estadounidenses iban cayendo irremisiblemente. Sólo aquellos más afortunados, o aquellos que lograron romper el contacto generalmente a base de largos y peligrosos picados, o los que consiguieron llegar hasta las cercanías de la isla para cubrirse con el fuego antiaéreo de los patrulleros que las rodeaban, consiguieron escapar de los Zero. Por supuesto, siempre hay alguna excepción, como en el caso del Capitán Marion E. Carl, que aunque novato todavía en combates aéreos, sus extraordinaria capacidad de pilotaje hizo que pudiera zafarse de los Zero con su F4F-3. Pero la gran mayoría no tenían ese nivel, y el resultado fue abrumador: trece F2A-3 y dos F4F-3 fueron derribados, y lo que fue peor, los quince pilotos resultaron muertos, varios de ellos ametrallados mientras bajaban en paracaídas tras saltar de sus aparatos averiados o en llamas. Entre estos últimos estaba el propio Major Floyd Bruce "Red" Parks, uno de los primeros en caer: atacado por un Zero saltó de su avión cerca de los arrecifes que rodean la isla mientras era observado por los Marines desde la isla, que vieron como un piloto japonés lo siguió en su descenso y lo ametralló. Dos lanchas torpederas vieron también la escena y fueron a buscar al Marine, pero su cuerpo nunca fue recuperado.
Tras el combate y el bombardeo de la isla, los operadores del aeródromo comunicaron por radio que los cazas "debían aterrizar para repostar", en prevención de una segunda oleada. Pero el espectáculo que siguió no fue muy alentador: sólo once de los veintiséis cazas regresaron, cuatro de ellos se estrellaron al aterrizar debido a los graves daños que tenían, mientras que otros cinco estaban tan dañados que no eran operativos. Si había una segunda oleada, sólo dos de los cazas que habían despegado estaban en condiciones de volar. El Marine Fighting Squadron 221 estaba aniquilado.
Si bien los japoneses habían acabado con el VMF-221, lo cierto es que aunque aparentemente habían ganado este primer "asalto", visto con más perspectiva no lo fue tanto. Aunque las cifras exactas de aviones perdidos por los japoneses son muy variables, lo más probable es que perdieran unos 11 aparatos, repartidos entre cuatro B5N y un A6M derribados por los cazas de los Marines y otros tres aparatos por los antiaéreos de la isla, más otros tres que nunca alcanzaron los portaaviones durante el regreso. Otros 14 aparatos sufrieron daños graves y al menos 29 más sufrieron algún daño menor. Por su parte, las instalaciones de Midway habían sufrido bastantes daños, algunos catastróficos, pero sus defensores en tierra no estaban fuera de combate, los aviones de ataque no habían sido pillados desprevenidos en tierra... y las pistas de aterrizaje seguían operativas, lo que resultó en principio incluso más extraño, pensando los norteamericanos que las habían dejado intactas a propósito para poder utilizarlas una vez invadidas las islas sin tener que repararlas. Sea como fuere, el Teniente Tomonaga, tras finalizar el ataque, se dio cuenta de que no era suficiente para proceder a la invasión, y desde su avión mandaron al puente de mando del Akagi el mensaje en clave "Kawa, Kawa, Kawa 0400". Significaba que era necesario un segundo ataque. Eran las 07:00, y este mensaje fue otro de los hitos de la Batalla, ya que sus consecuencias no tardarían en ponerse en evidencia. Sólo cinco minutos después, los vigías del Akagi detectaban a lo lejos dos pequeños grupos de aviones, sin duda perfilándose para un ataque con torpedos. Ahora era de nuevo el turno de ataque para Midway.
Fuentes:
Excelente artículo amigo mío. Desde luego lis pilotos del USMC demostraron un valor a toda prueba.
ResponderEliminarMuchas gracias César!!
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