Big Week (III)

 21/2/1944

 De nuevo sería el Bomber Command de la RAF el que empezaría las acciones del segundo día de la Big Week. En esta ocasión el objetivo primario era la ciudad de Stuttgart, siempre a su estilo, bombardeando en zona tanto barrios residenciales como las zonas industriales adjuntas, entre las que se encontraban una factoría de Bosch y otra de Daimler-Benz. La noche anterior el número de bajas había sido muy elevado, y para esta misión se intentaría (con éxito) realizar maniobras de distracción más eficaces para intentar confundir a las defensas nocturnas.

 Un total de 598 bombarderos formarían la corriente principal: 460 Avro Lancaster, 126 Handley Page Halifax y 12 de Havilland Mosquito. Para confundir a las defensas se preparó un amplio despliegue: hasta 156 aparatos, en su mayoría de las OTU (Unidades de Entrenamiento Operativo) despegaron hacia el Mar del Norte con anterioridad al despegue de la fuerza de ataque, mientras 7 aparatos Mosquito realizaban una pequeña incursión sobre Munich. Más al sur, un grupo de 28 Short Stirling y 6 Vickers Wellington realizaron sembrado de minas en puertos franceses. Para complementar el ataque, otros 24 Mosquito atacaron aeródromos de la Nachtjagd en los Países Bajos, y al menos otros siete Mosquito con dispositivos Serrate actuaron en funciones de caza libre. 

 En definitiva, la finta múltiple le salió bien en esta ocasión al Bomber Command, ya que la fuerza principal de Stuttgart sólo sufrió la pérdida de 7 Lancaster y 2 Halifax. En el global de la noche, el Bomber Command realizó un total de 826 salidas, y aparte de los aparatos derribados de la fuerza principal, sólo se perdió uno de los Wellington del sembrado de minas, lo que hace un total de 10 aparatos y un porcentaje del 1,2%, sensiblemente inferior a la noche anterior, aunque en este total no se contaron 4 Lancaster y 1 Halifax que se estrellaron en Gran Bretaña durante el regreso. Aún así, fue una incursión con bajas mínimas. 

No es fácil identificar con exactitud los modelos alemanes del último tercio de la Guerra, ya que la infinidad de versiones, de modificaciones en campaña e incluso los gustos de cada piloto los hacían sólo levemente distintos unos de otros. El de la imagen puede ser un Messerschmitt Bf 110G-4b/R3, equipado con las antenas Hirschgeweih del radar FuG 220 SN-2b. Como las versiones iniciales de este modelo de radar tenían problemas para seguir a los objetivos a cortas distancias, algunos ejemplares, como el de la imagen, también montaban justo en el morro la antena dipolo cuadrantal del radar FuG 212 C1 (también puede ser el FuG 218 C1). Este aparato parece que monta los dos cañones de 30 mm MK 108 en la parte superior del morro, con la abertura cuadrada de la fotoametralladora entre ellos, más otros dos MG 151 de 20 mm en la parte inferior. Los motores DB 605B están equipados con los apagallamas, y monta los depósitos auxiliares externos de 300 litros. No se aprecia que lleve, en las esquinas de las alas, el radar FuG 227/1 Flensburg. Tampoco monta el contenedor ventral Waffenwanne 151Z con los dos cañones MG 151. En la imagen tampoco se puede apreciar con seguridad si monta los cañones MK 108 de la instalación Schräge Music. Sobrecargados con los equipos de radar, las antenas, los depósitos extra, el armamento pesado y los apagallamas de los motores, los Bf 110G perdían velocidad, capacidad de trepada y maniobrabilidad, pero incluso así eran letales para los bombarderos de la RAF, siempre que no se encontrasen con un caza Mosquito.  


 La USAAF, por su parte, quería mantener la presión al máximo, por lo que en este día consiguió reunir una formación sólo un poco menos numerosa que la del día inicial. Para esta ocasión los objetivos elegidos eran un gran número de aeródromos de la Luftwaffe y un par de zonas industriales cercanas a Brunswick. También se pretendía que la 15ª FA atacase algunos objetivos del sur de Alemania, y como era habitual, la 9º FA realizaría sus ataques en objetivos de los Países Bajos y Francia. Una vez más , la gran preocupación inicial era el clima: la 15ª FA comunicó que los objetivos asignados se esperaban completamente cubiertos, por lo que no realizaría el ataque (en realidad el clima en el sur era tan malo que apenas si pudieron ni siquiera apoyar a las tropas en Italia). La 9ª FA había preparado para ese día una gran incursión por la mañana con alrededor de 200 bombarderos bimotores, pero las nubes bajas sobre Gran Bretaña, el Canal y el Noroeste Europeo limitaron el ataque a unos 18 Martin B-26 Marauder que bombardearon el aeródromo de Coxyde, en Bélgica. Otra incursión prevista para la tarde fue totalmente anulada.


Un Martin B-26 Marauder de la 9ª FA explota en el aire al ser alcanzado de lleno por la flak sobre Francia. Los Marauder, después de los problemas iniciales de adaptación, tuvieron un brillante papel en los ataques a baja altura y anti-buque en el Teatro del Pacífico. Allí, su relativa buena velocidad a baja cota les hacía difíciles de derribar por la antiaérea japonesa, y unido a un buen blindaje y potente armamento defensivo también les protegía de los cazas nipones. Pero en Europa, los ataques a bajo nivel eran casi suicidas, por el poderío de la flak de corto alcance y los cazas alemanes provistos de cañones pesados, por lo que casi siempre actuaron como bombarderos a nivel a cotas medias. Pero nada les podía librar de los cañones pesados antiaéreos.


 La 8º FA se decidió a despegar a pesar de los malos informes climáticos: un total de 861 bombarderos pesados (617 Boeing B-17 y 244 Consolidated B-24) atacarían tres zonas, divididos en las tres divisiones habituales: la 1º División de Bombarderos (Grupos 91º, 92º, 303º, 305º, 306º, 351º, 379º, 381º, 384º, 401º, 457º y 482º) encontró sus objetivos primarios cubiertos, por lo que hasta 285 aparatos cambiaron a otros objetivos secundarios o de oportunidad. En este caso, no era un gran problema, ya que la lista de aeródromos de la Luftwaffe conocidos era amplia. Finalmente se atacaron los aeródromos de Hopsten, Rheine, Achmer, Diepholz, Quakenbrück y Bramsche. Como objetivos de oportunidad se bombardearon algunos patios de clasificación ferroviarios en Lingen y Coevorden.

 La 2ª División de Bombarderos logró reunir 244 Consolidated B-24 de hasta ocho Grupos distintos (44º, 93º, 389º, 392º, 445º, 446º, 448º y 453º) con la idea inicial de bombardear los aeródromos de Handorf y Achmer, pero las nubes lo impiden y tan sólo 11 aparatos atacan Achmer utilizando el equipo H2X. Unos 203 aviones atacan los aeródromos de Vörden, Diepholz y Hesepe, así como objetivos de oportunidad en la zona de Lingen.

 La 3ª División de Bombarderos reunió hasta 281 Boeing B-17 de nueve Grupos (94º, 95º, 96º, 100º, 385º, 388º, 390º, 447º y 452º). Esta formación es la que contaba con más equipos de radar, por lo que fue la que más pudo atacar sus objetivos primarios: hasta 177 aparatos atacaron el aeródromo de Diepholz y las zonas industriales de Brunswick, mientras que otros 88 bombardearon Hannover y los aeródromos de Vörden y Alhorn.

 Para escoltar a estos Grupos de Bombardeo se lanzaron todos los cazas disponibles de los tres tipos en servicio, pero el número de aparatos sería sensiblemente inferior a la misión del día anterior, algo lógico teniendo en cuenta las pérdidas y una gran cantidad de aparatos fuera de servicio por diferentes problemas. Despegaron los nueve Grupos de Republic P-47 del VIII Mando de Caza (4º, 56º, 78º,352º, 353º, 355º, 356º, 359º y 361º) más los dos Grupos "prestados" habitualmente por el IX Mando de Caza (358º y 362º) para un total de 542 aparatos (126 aparatos menos que el día anterior). 
Los dos Grupos equipados con los Lockheed P-38 (20º y 55º) también participaron, pero con 69 aparatos en comparación con los 94 del día anterior.
Por supuesto, los deseados North American P-51 de los dos Grupos operativos en ese momento, el 357º  FG de la 8º FA y el 354º de la 9ª FA, despegaron para proporcionar la escolta más lejana. En su caso, el número disponible, 68 aparatos, apenas varió del día anterior, en el que participaron 73 Mustang. En total, 679 cazas servirían de escolta a los bombarderos.

 La misión estaba complicada desde el despegue, y sólo la insistencia del General Spaatz de que en esta semana se realizaran los ataques hizo que despegaran. Como era de prever, los resultados de los bombardeos no fueron los deseados, con varios de los objetivos primarios que ni siquiera se llegaron a bombardear por el cielo cubierto, y con otros, como el aeródromo de Diepholz, que llegó a ser atacado por las tres divisiones participantes, malgastando demasiado esfuerzo en un sólo objetivo, que eso si, quedó seriamente dañado. Como contrapartida, el mal tiempo también perjudicó a las defensas, y la misión se saldó con 16 bombarderos derribados (13 B-17 y 3 B-24) más otros cuatro irreparables. En este total no se cuentan dos Boeing B-17G del 385º BG que colisionaron en el aire sobre Gran Bretaña durante las maniobras de formación para el ataque. Por supuesto, otra parte fundamental para ello fueron los cazas de escolta, que puntualmente libraron encarnizados combates. Se perdieron sólo cinco cazas (2 P-47 y 3 P-51), más otros P-47 y un P-38 que regresaron para la chatarra. En el total combinado de derribos por parte del enemigo fue por tanto de 21 aparatos (16 bombarderos y 5 cazas), una cifra inferior a la del día anterior y de nuevo muy por debajo de las previsiones originales muy pesimistas.

 Pero el objetivo de la misión realmente era el de causar el mayor daño posible a la Luftwaffe. Si bien los efectos de los bombardeos de esta misión fueron sustancialmente menos efectivos que los del día anterior, y que por causa del clima se produjeron menos combates, la pérdida por parte de la Luftwaffe de 33 cazas diurnos fue bastante significativa en comparación del número de atacantes derribados, y aunque era casi la mitad de las pérdidas del día anterior, seguía siendo una cantidad muy elevada para la Jagdwaffe, cada vez más presionada, y a la que esta guerra continua de desgaste evidentemente no le favorecía. 


Consolidated B-24 Liberator del 44º BG pasan junto al aeródromo de Diepholz, casi imposible de ver por el humo de ataques anteriores. En la misión del día 21 el factor climático fue fundamental, y los Grupos de Bombardeo tuvieron que desviarse de la mayoría de objetivos primarios asignados por estar cubiertos, buscando aquellos que fuesen visibles, lo que llevó a que varios grupos atacasen el mismo objetivo reiteradamente, como en el caso de estas instalaciones, que quedaron severamente destruidas. En ese momento aún había pocos aparatos dotados con radar cartográfico.


Boeing B-17F y -G del 100º BG amontonados para chatarra en Gran Bretaña. Este grupo era apodado "The Bloody Hundredth" por el elevado número de bajas que sufrieron. Los B-17 eran capaces de llegar a sus bases con enormes daños (al igual que los B-24, aunque nunca se les reconoció este hecho). Para 1944, el número de aparatos que llegaban de los EEUU hacía que no fuese rentable reparar estos aviones tan dañados, por lo que eran canibalizados en lo posible y condenados a la chatarra. Esta guerra de desgaste era imposible de asimilar por la Luftwaffe durante mucho tiempo.


Messerschmitt Bf 109G-6/R6 del 8.JG 1, en una imagen posiblemente de unas semanas después de la Big Week. Con su armamento estándar de dos ametralladoras pesadas MG 131 de 13 mm y un cañón MG 151 de 20 mm (algunas unidades montaban el MK 108 de 30 mm) concentrado en el morro, y sus buenas cualidades a alta cota, el 109 seguía siendo el preferido de gran parte de los pilotos veteranos de la Luftwaffe para enfrentarse a los cazas de escolta. Pero para derribar bombarderos era necesaria más "artillería", por lo que la modificación Rüstsatz 6 le agregaba un par de cañones MG 151 de 20 mm en góndolas subalares, que le hacían perder agilidad y prestaciones




Fuentes:

-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta, Tomo 6: "La Campaña de Bombardeo".

-Aviones en Combate: Ases y Leyendas. Osprey Aviation/Ediciones del Prado, Tomos 3, 8, 35, 37 y 41.












 
 

Comentarios

  1. Esta era una guerra, la de desgaste, que Alemania no podia ganar. Aún así lo intentaron hasta el amargo final.

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