Blitz Week: ensayando el desastre (IV)

Blitz Week!!


El viernes 23 de julio de 1943, los planificadores de las misiones de la 8ª Fuerza Aérea recibieron la noticia por parte de los meteorólogos de que, tras varias semanas de tiempo adverso, un frente de altas presiones se dirigía al continente desde las Islas Azores, por lo que se preveían varios días de cielos despejados.Esto era lo que esperaban para poder lanzar su esperada serie de misiones consecutivas, con las que poder demostrar el poderío recientemente adquirido por el VIII Mando de Bombardeo al haber recibido bastantes refuerzos en las últimas semanas, como vimos en los anteriores capítulos.Recordemos que en esos momentos eran 13 los Grupos de Bombardeo disponibles, equipados todos con los Boeing B-17F Flying Fortress.

Por su parte, la Jagdwaffe también se estaba reforzando en las zonas de aproximación y en el propio territorio del Reich, como también hemos visto, y en las últimas semanas de menos actividad por las condiciones climáticas se había aprovechado para reorganizarse.

También la RAF, en concreto el Mando de Bombardeo, iba a lanzar durante esos días una de sus mayores ofensivas: la Operación Gomorrah, que como sabemos tenía por objetivo la ciudad de Hamburgo, con resultados bien conocidos.La 8ª Fuerza Aérea se unió también al bombardeo de la ciudad, como veremos más adelante.

Por lo tanto, el escenario estaba preparado para una serie consecutiva de combates a una escala muy superior a los realizados hasta la fecha, no sólo por la cantidad de unidades y aparatos implicados, sino por hacerse de forma continua.Para el VIII Mando de Bombardeo todo estaba listo, iba a comenzar su gran ofensiva contra Alemania, y el primer objetivo iba a ser... !!Noruega!!.

SABADO 24 DE JULIO

Efectivamente, la Blitz Week comenzó con un objetivo inesperado para casi todos.Por primera vez los norteamericanos iban a bombardear Noruega.

En la Misión Nº 75 del VIII Mando de bombardeo despegaron 324 bombarderos, aunque al menos 15 tuvieron que abortar la misión, en el que iba a ser el raid  más largo realizada hasta la fecha, divididos en dos grupos, correspondientes a las dos Alas en las que estaba dividido el VIII Mando de Bombardeo por entonces: la 1ª Ala, al mando del General de Brigada Frank A. Armstrong tenía como objetivo la planta de elaboración de aluminio, magnesio y nitrato, todavía sin terminar, situada en Heroya, al sureste de Oslo.La 4º Ala, al mando del Coronel Curtis LeMay, tendría que montar depósitos extra en las bodegas de bombas, reduciendo por tanto la carga ofensiva, ya que iban a atacar los puertos y las bases de submarinos de Bergen y de la lejana Trondheim.

Debido a las largas distancias, no se realizó el procedimiento habitual de formación, sino que los aviones ponían rumbo directamente al Mar del Norte conforme despegaban, a baja altura y a velocidad reducida, para dar tiempo a los que iban despegando después a llegar y agruparse.El trayecto sobre el Mar del Norte se realizó con cielo encapotado y a unos 760 metros de altura para minimizar el consumo de combustible.Poco antes de llegar a las costa noruegas los aviones se elevaron para las alturas establecidas para el bombardeo, entre los 4.800 y los 6.000 metros.

Hasta Heroya se mandaron 179 B-17 (más un solitario YB-40), de los que 167 consiguieron lanzar sus bombas.Fue todo un éxito, y la planta quedó seriamente dañada.La producción de nitrato no se reestableció hasta los tres meses y medio, y las plantas de producción de aluminio y magnasio, que estaban sin acabar, fueron abandonadas.Sólo hubo una baja: el B-17F (42-3217) Georgia Rebel del 381º BG fue alcanzado por la flak y tubo que aterrizar de emergencia en la neutral Suecia, donde la tripulación fue internada (y declarada "desaparecida en combate").Hasta 53 bombarderos fueron dañados, pero levemente, con un sólo herido entre los tripulantes.Los artilleros reclamaron un 9-2-0 (9 aviones destruidos, 2 probablemente destruidos y 0 dañados) bastante optimista, pero que era la tónica general de las reclamaciones.

Hasta Trondheim se mandaron 45 aparatos, de los que 41 llegaron a lanzar sus bombas sobre la zona portuaria.Los artilleros reclamaron un 4-3-2 contra un sólo B-17 dañado sin posibilidad de reparación y otros 9 de forma leve, con sólo tres heridos entre los tripulantes.Los 84 aviones restantes de la 4ª Ala llegaron hasta Bergen sólo para encontrarla cubierta al 100% por las nubes, por lo que el ataque fue suspendido.

En resumen, este primer día se consideró un buen éxito: un sólo avión derribado y pocos averiados de gravedad, con muy pocas bajas entre las tripulaciones.Además el bombardeo se había llevado a cabo a gran distancia, con un gran trayecto sobre el mar, y al menos uno de los objetivos había sido muy dañado.Pero (casi siempre hay un "pero")….. la oposición aérea sobre Noruega por parte de la Luftwaffe fue casi anecdótica.Las reclamaciones de los artilleros son sin duda muy optimistas, porque es posible que ni siquiera despegasen tantos aparatos.En Noruega estaba la muy estirada y diseminada JG 5, que fue tomada totalmente por sorpresa, y sólo algunos aparatos llegaron a despegar, más algunos cazas pesados Junkers Ju 88C en el área de Trondheim, que poco pudieron hacer.En las siguientes misiones tendrían que vérselas con otros adversarios más preparados.

Con un motor dañado y humeando, este B-17F de la 4ª Ala regresa desde Trondheim.Le queda un largo vuelo hasta las Islas, pero parece que consiguió llegar, ya que los registros no muestran pérdidas entre los atacantes de esa ciudad noruega.



DOMINGO 25 DE JULIO

La madrugada del sábado 24 al domingo 25, la RAF envió su primera gran oleada sobre Hamburgo: alrededor de 740 bombarderos incendiaron gravemente la ciudad, con resultados catastróficos.

Hacia el mediodía, y en condiciones climáticas límite por la nubosidad, 323 B-17F despegaron para atacar la misma zona dentro de la Misión Nº 76 del VIII Mando de Bombardeo.La 1ª Ala y la 4ª Ala se dividieron en tres grupos para atacar varios objetivos: el puerto de Kiel, la fábrica y los astilleros de Blohm & Voss de Hamburgo y las fábricas de motores diésel en Warnemünde, al este de Kiel.Pero tanto las condiciones climáticas como la inmensa humareda de los incendios de la ciudad tras el ataque de la RAF, que se elevaba hasta los 4.500 metros, desbarataron bastante los planes.

Los primeros en llegar fueron 123 aparatos d la 1ª Ala, que volaban en posición más baja y de los que unos 100 consiguieron bombardear las instalaciones de la B & V en Hamburgo, a pesar de la densa humareda.Pero en esta ocasión, tanto la JG 1  como la JG 11 estaban en el aire, uniéndose a ellos más tarde elementos de la III/JG 26.Opusieron una feroz resistencia y derribaron 10 aparatos, mientras que otros 5 fueron derribados por la flak, mientras que nada menos que otros 67 aviones fueron dañados.

Sobre Warnemünde atacaron 141 bombarderos, de los que 118 consiguieron lanzar sus bombas, perdiendo en esta acción 4 B-17, y resultando dañados al menos otros 50.El resto de la fuerza atacante, otros 59 aviones, se volvieron sin alcanzar su objetivo (el puerto de Kiel) al no poder encontrarlo por la nubes y el humo, regresando sin bajas.

En resumen, este día se saldó con la pérdida en el aire de 19 B-17F, y con al menos 117 aparatos dañados, de los que al menos uno fue baja definitiva.La cifra de bajas entre los tripulantes ascendió a 192 aviadores entre fallecidos y desaparecidos en combate, y al menos otros 5 fueron heridos de gravedad.El grupo que salió peor parado fue el 384º, que ocupaba la posición más baja de la formación, y que perdió 7 aviones.

Las reclamaciones de los artilleros fueron de nuevo muy optimistas.En total reclamaron un 42-6-27, aunque casi con seguridad la Luftwaffe sólo perdió 8 cazas.

El bombardeo no fue especialmente efectivo, por los factores antes indicados.Y sobre todo porque esto no era Noruega, como acababan de comprobar las tripulaciones norteamericanas.

Cuando los B-17 llegaron al área de Hamburgo al mediodía del día 25 de julio, se encontraron la ciudad ardiendo.Esa noche, más de 700 bombarderos de la RAF arrasaron con gran cantidad de bombas incendiarias barrios enteros de la ciudad.Gran parte de los B-17 no pudieron localizar sus objetivos.Esta imagen es posterior, de finales de 1944-principios de 1945.



LUNES 26 DE JULIO

Por tercer día consecutivo se preparó otra incursión, la Misión Nº 77, a pesar de que los pronósticos de cielos despejados estaban fallando.Un total de 303 bombarderos despegaron de sus bases, pero la espesa capa de nubes que cubría East Anglia dificultó en exceso las reuniones, a pesar de que estaban funcionando los nuevos radiofaros direccionales para formaciones.Varios grupos, sencillamente, no lograron reunirse y tuvieron que regresar a sus bases.Finalmente fueron un total de 222 aviones (incluidos dos YB-40) los que se lanzaron al combate.

Dos eran los objetivos principales que se habían establecido: una vez más la zona portuaria de Hamburgo, mientras que otros se dirigirían a las plantas de caucho sintético de Hannover (Nordhafen y Continental Gummiwerke AG).Los ataques de los cazas empezaron sobre los Países Bajos, donde el 92º BG tuvo sus primeras pérdidas.

Debido a los fallos en la reunión de los grupos, finalmente 170 aviones atacaron Hannover, divididos a su vez en dos grupos.El principal, con 119 aparatos  de los que 96 consiguieron soltar sus bombas, atacó las plantas de caucho, mientras que otro grupo de 49 aviones atacó "objetivos de oportunidad".El ataque a la Continental AG resultó bastante efectivo, y la planta redujo su producción en un 25% durante varias semanas.

Mientras, los 54 aviones de la otra formación bombardeaban las zonas portuarias y de los astilleros en Hamburgo.La ciudad todavía presentaba grandes incendios, que unidos a la nubosidad volvieron a perjudicar la localización precisa de los blancos.Este grupo sólo perdió 2 bombarderos.

Pero el grupo que atacó Hannover dividido en dos formaciones sufrió violentos ataques por parte de entre 80 o más Fw 190 y Bf 109, que se cobraron un alto tributo: 22 bombarderos fueron derribados, y otros 3 consiguieron regresar sólo para ser dados de baja definitiva.

El coste total de la operación fue el de 24 aviones derribados, 3 declarados inservibles y 86 dañados.El coste humano fue grande: 204 bajas entre muertos y desaparecidos, más 28 heridos de gravedad.Algunos tripulantes consiguieron ser rescatados al caer su aviones muy dañados en Gran Bretaña durante el regreso.Por su parte, las reclamaciones de los artilleros sumaron un 60-11-35 (!!).

Como ya comenté en el anterior capítulo, en algunos sitios se dice que este ataque puede ser que se empleasen de forma operativa por primera vez los lanzacohetes Werfer-Granate 21.Al menos las tripulaciones de los B-17 dijeron que varios Junkers Ju 88C-6 los utilizaron durante este ataque.

Lo cierto es que las bajas fueron altas.Empezaba a quedar claro que la Luftwaffe iba muy en serio.

El día 26 de julio los cazadores alemanes se cobraron un alto tributo entre los bombarderos.No tengo datos sobre los Bf 109 que aparecen en esta imagen, pero bien podría ser una formación para atacar bombarderos.Parece que hay una mezcla de "Gustav".El más cercano parece un G-2, con la rueda de cola retráctil, y no se le aprecian los bultos de las MG 131 de las versiones posteriores.El siguiente quizá sea un G-5 ó un G-6, pero lo cierto es que todos montan los MG 151 bajo las alas.



MIERCOLES 28 DE JULIO

Efectivamente falta el martes 27, como sin duda habréis notado.Pero para ese día el parte meteorológico era muy negativo, aparte de que un día de descanso, reagrupamiento y reparaciones parecía más que necesario.Las tripulaciones comenzaban a dar muestras de cansancio, físico y mental.

Pero la ofensiva continuó el miércoles día 28 de julio con la misión Nº78 del VIII Mando de Bombardeo, y en esta ocasión se pretendía ser más ambiciosos.Esta vez los objetivos se seleccionaron para intentar golpear directamente a la industria de la aviación alemana.La 1ª Ala envió 182 bombarderos contra la fábrica Fieseler Werke GmbH en Kassel-Bettenhausen, mientras que la 4ª Ala reunió 120 B-17 para atacar la factoría de AgoFlugzeugwerke GmbH en Oschersleben (que producía cazas Focke-Wulf Fw 190), a unos 145 km al suroeste de Berlín, en lo constituía la penetración más profunda hasta la fecha del la 8ª Fuerza Aérea en el territorio alemán.

De nuevo los cielos nublados jugaron en contra de los atacantes, y la 1ª Ala encontró cielos muy cubiertos sobre Kassel, lo que se tradujo en un bombardeo bastante poco efectivo, que sólo pudieron realizar 58 de los 182 bombarderos que se enviaron.Por contra, las interceptaciones también fueron limitadas, pero lo suficientemente agresivas para derribar 7 bombarderos y dejar otros 4 fuera de servicio definitivo.Los tripulantes del 379º BG al mando del Coronel Maurice A. Preston relataron que en el viaje de regreso fueron atacados con lanzacohetes, en esta ocasión por parte de los Bf 109 (quizá de las JG I y JG II).Según su relato, algunos cazas llevaban un tubo debajo de cada semiala, que dispararon a unos 900 metros de la formación, explotando entre los aviones sin causar graves desperfectos.

Los 120 aparatos que partieron hasta Oschersleben sufrieron interceptaciones durante todo el recorrido, por lo que ya habían perdido algunas unidades durante el trayecto.Otrs tuvieron que desviarse de la ruta por estos feroces ataques, sin alcanzar el objetivo.Además también encontraron cielos algo cubiertos, por lo que finalmente sólo 37 aviones pudieron atacar la factoría.Pero fue un bombardeo preciso, y el reconocimiento aéreo realizado el día siguiente mostró graves daños en la factoría, siendo destruida la producción aproximada de un mes de trabajo (unos 50 Focke-Wulf Fw 190).Pero sufrieron un fuerte castigo: 15 bombarderos derribados, uno que regresó para el desguace y al menos 64 dañados.

La Luftwaffe también tubo fuertes pérdidas: a los derribados por los artilleros de los B-17 se sumaron algunos derribados por los cazas P-47 Thunderbolt del 4º FG, que en esta ocasión montaron depósitos extra para llegar hasta la frontera alemana, lo que constituyó una desagradable sorpresa para los pilotos alemanes.Los cazas norteamericanos reclamaron 9 aviones alemanes derribados contra la pérdida de sólo un P-47.Por su parte, los artilleros de los B-17 reclamaron en total desmesurado de 83-34-63.Lo más probable es que la Luftwaffe perdiera unos 20 cazas más otros 9 muy dañados.

Quedaba claro que los combates estaban alcanzando un nivel muy alto de dureza.En esta ocasión las bajas en aparatos fueron altas por los dos bandos, y el bombardeo en su conjunto total no fue demasiados efectivo.Veinte cazas derribados y daños en una sola factoría difícilmente podían compensar las bajas del VIII Mando de Bombardeo en ese día: en total fueron derribados 22 bombarderos,  4 regresaron para ser enviados al desguace y al menos 118 resultaron dañados.Las bajas entre los aviadores de nuevo fueron altas: 205 entre muertos y desaparecidos en combate, más otros 26 heridos de gravedad.

Por entonces, lógicamente, los aviadores que eran derribados sobre territorio enemigo eran oficialmente declarados "desaparecidos en combate", al menos temporalmente.Algunos de ellos conseguían saltar en paracaídas, o aterrizar de emergencia en territorio ocupado, por lo que en la gran mayoría de casos, eran pronto detenidos.Para la relación de bajas, tanto estos como los que fallecían dejaban de estar disponibles, por supuesto.Mientras, la situación para los pilotos alemanes era ahora exactamente la contraria a la que sufrieron durante la Batalla de Inglaterra: si conseguían saltar de sus cazas derribados, con suerte, podían volver a luchar otro día.

La planta de la Fiesesler Werke GmbH de Kassel-Bettenhausen bajo el ataque de los B-17 de la 1ª Ala.El bombardeo parece muy preciso, pero si se amplia la imagen, se ven cráteres de bombas esparcidos por todo el terreno, algo muy habitual.



JUEVES 29 DE JULIO

Las bajas tanto en material como en tripulantes se estaban haciendo notar en el VIII Mando de Bombardeo, pero aún así, Eaker estaba dispuesto a seguir con la ofensiva, y aún le quedaban reservas suficientes para enviar otros 249 Fortress en la Misión Nº79, divididos de nuevo en dos grupos: la 4ª Ala de nuevo hasta Warnemünde y la 1ª Ala otra vez hasta Kiel.

Sobre la planta de Heinkel AG de Warnemünde (en la que también se montaban cazas Focke-Wulf Fw 190) se mandaron 81 aparatos, de los que 54 lograron bombardear los objetivos con cierta eficacia, ya que unos 18 de los 27 edificios que formaban el enorme complejo industrial fueron seriamente dañados, incluso algunos completamente destruidos.Las bajas fueron relativamente escasas, con 4 B-17 derribados.

En el área portuaria de Kiel atacaron 167 bombarderos (más al menos un YB-40), de los que 91 lanzaron sus bombas hasta los objetivos, principalmente los arsenales de submarinos.Curiosamente ese día se lanzaron más de 750.000 folletos de propaganda sobre la zona.También aquí las bajas fueron relativamente pocas, con 6 bombarderos derribados y 2 que regresaron para el desguace.

El doble ataque de este día acabó con unos resultados algo menos graves que los días anteriores.Con todo, el resumen total de bajas muestra 10 B-17 derribados, 2 aparatos que no se pudieron reparar y fueron baja definitiva, y al menos 69 con algunos daños.En el apartado humano, 103 tripulantes fueron muertos o declarados desaparecidos, y otros 8 resultaron heridos de gravedad.
Las reclamaciones de derribos por parte de los artilleros fueron una vez más muy exageradas (48-8-33), pero en este caso no he podido encontrar datos sobre los cazas derribados. si es que los hubo.

Parecía que los contendientes se tomaran un cierto respiro, pero para el día siguiente se preparaba otro gran combate.

Impresionante imagen, que posiblemente señala el final de un B-17, humeando y sparado del grupo, mientras desciende perseguido por lo que parece un Bf 109 dispuesto a terminar con su víctima.El resto del la formación ha de seguir su camino mientras ven caer a su compañero.


VIERNES 30 DE JULIO

Para la última misión de la Blitz Week, la Nº80 del VIII Mando de Bombardeo, el cielo apareció completamente despejado.Los estaba sobre las bases de la 8ª en Inglaterra y lo estaría sobre el objetivo, que una vez más sería la ciudad de Kassel.

Los recursos del VIII Mando de bombardeo estaban llegando a un punto crítico, y "sólo" se pudieron reunir 186 B-17 para atacar ese día (la cifra más baja de toda la semana de ataques).Esta vez, las dos Alas convergerían sobre la misma ciudad para atacar dos plantas de montaje de aviones: 119 aparatos atacarían la Bettenhausen Fieseler Works (91 lanzaron sus bombas), mientras que otros 67 aviones atacarían la Waldau Fieseler Works (40 llegaron a lanzar las bombas).

Ese día la Luftwaffe reaccionó con su mayor despliegue de cazas hasta la fecha en una incursión: al menos 250 aparatos despegaron desde bases situadas en el Elba hasta otras al oeste del Sena.

Pero esta misión tuvo una novedad muy importante: unos 107 Republic P-47 Thunderbolt despegaron para la escolta, pero en esta ocasión, los aparatos del 78º FG montaban los nuevos depósitos expulsables de 340 litros, que los llevaron hasta el interior de Alemania por primera vez, mientras que los Grupos de Caza y 56º se equiparon con los depósitos fijos ya usados anteriormente, con los que al menos llegaron cerca de la frontera alemana.
La presencia de P-47 dentro del Reich, para sorpresa e incredulidad de algunos pilotos de la Luftwaffe, fue un auténtico mazazo.Algunos Altos Mandos se negaron a creer los informes de los pilotos, que reportaron cazas norteamericanos sobre Bocholt e incluso Haltern.

Esto se tradujo, para los desprevenidos pilotos de la Luftwaffe, en el día con mayores pérdidas de la semana: los cazadores norteamericanos reclamaron un 25-4-8 frente a la pérdida de 8 Thunderbolt.La Luftwaffe, entre los abatidos por los cazas y los artilleros de los B-17, realmente tuvo ese día unas pérdidas de al menos 36 aviones derribados y otros 13 averiados de importancia.

Pero sobre los objetivos, los bombarderos norteamericanos estaban desprovistos de escolta, y los cazas alemanes aprovecharon para derribar un total de 12 B-17.El coste total para el VIII Mando de Bombardeo fue 12 aviones derribados, 5 sin posibilidad de reparación y nada menos que 82 con daños.El coste entre las tripulaciones fue de 108 aviadores muertos o desaparecidos, y otros 11 heridos de gravedad.

P-47 Thunderbolt del 78º FG.El día 30 de julio, el último de la Blitz Week, estos cazas llegaron hasta el interior de Alemania por primera vez.Los agresivos pilotos norteamericanos sorprendieron a los alemanes, y aunque sufrieron varias bajas, el efecto sobre los pilotos de caza de la Luftwaffe fue notorio.


Formación de B-17F volando sobre la cubierta de nubes.El cielo encapotado en los objetivos era desastroso para el bombardeo de precisión.El desarrollo de radares aerotransportados era urgente para no desperdiciar los recursos.




RESUMEN

Tras seis misiones realizadas en un período de sólo siete días, el VIII Mando de Bombardeo estaba exhausto.A pesar de que el Sábado 31 de julio los cielos sobre el Noroeste de Europa amanecieron despejados, los operadores de radar alemanes no detectaban formaciones atacantes.Simplemente era necesario descansar, reponer fuerzas y reagruparse.Para entonces, el Mando apenas disponía de 200 bombarderos en condiciones de volar, y aunque los aparatos de sustitución y los repuestos necesarios no tardarían en llegar, gracias al poderío industrial de los Estados Unidos, lo más acuciante en ese momento era la falta de tripulaciones entrenadas para el combate.

Las cifras de las estadísticas referentes a las pérdidas del VIII Mando de Bombardeo durante la Blitz Week (que por una vez me coinciden entre las diferentes fuentes consultadas), son las siguientes:

-Se realizaron 1.672 salidas de bombardero, de las que 1.047 fueron efectivas.

-Fueron derribados 88 Boeing B-17F Flying Fortress

-Otros 16 bombarderos fueron baja definitiva y desguazados.Más de 500 aparatos sufrieron algún tipo de daño reparable.

-Las bajas entre las tripulaciones ascendieron a 822 aviadores que habían muerto o estaban declarados como desaparecidos.

-Otros 82 tripulantes recibieron heridas de gravedad.

Con un par de excepciones, los bombardeos causaron daños no demasiado extensos.Quedaba claro que el Mando aún no poseía la fuerza suficiente para llevar a cabo operaciones intensivas y prolongadas.La falta de material y de tripulantes hizo que se tuviesen que suspender las operaciones durante casi dos semanas, y hasta el 12 de agosto no se reanudaron los bombardeos.

La Blitz Week había dejado varias enseñanzas para el VIII Mando.Otro asunto es que se hiciese caso de ellas.Veamos las principales:

-Un factor fundamental, muchas veces pasado por alto y del que apenas se habla, salvo en sitios algo más dedicados a estos temas, es el climático.El nuboso tiempo sobre las zonas de los objetivos hizo que la auténtica capacidad de los B-17, que no era otra que el bombardeo de precisión gracias a sus mirar Norden, no fuese todo lo efectivo que se preveía.Incluso hubo que abortar algunos ataques por ello.Lanzar docenas de aviones cargados de bombas a enfrentarse, no solo al enemigo, sino a un tiempo pésimo y posteriormente tener que volver por no poder localizar el objetivo era algo frustrante cuanto menos.
Aunque el "arte" de las predicciones meteorológicas sigue siendo complicado incluso hoy en día, era necesario intentar mejorar las predicciones para evitar estos problemas, que empezaban en la propia reunión de los grupos para sus trayectos, un asunto muy delicado con cielos cubiertos.
También era necesario utilizar, si era preciso, algún otro método de localización de los objetivos si estos estaban cubiertos cuando llegasen los bombarderos, par no tener que depender en exclusiva de las miras ópticas.Era imprescindible poder contar con radares aerotransportados, como hacía la RAF.

-Para que los bombardeos fuesen más efectivos, la concentración de aviones sobre los objetivos tenía que ser mayor.Durante la Bliz Week, con las fuerzas disponibles entonces, en el mejor de los casos se pudieron enviar algo más de 300 aparatos.Entre los que regresaban por problemas técnicos, los que eran derribados antes de llegar al objetivo, los que les era imposible localizarlo y los que aún localizándolo no lograban alcanzarlo, la cantidad de bombas que acababan dando en los blancos fue, salvo en pocas excepciones, bastante escasa.Era necesario reunir una mayor fuerza en cada misión.

-Lo más evidente era, si se querían realizar acciones más profundas en territorio alemán, la necesidad inexcusable de cazas de escolta, por varios motivos.No sólo es que protegerían a los bombarderos, resultando en menores pérdidas de estos aviones y de sus tripulaciones, sino que si se quería derrotar al arma de caza de la Luftwaffe, los cazas tenían mucho que decir, al entablar combate directo con ellos.
Hasta ese momento las incursiones de los bombarderos no habían llegado a territorios más alejados.Si se quería también. como indicaba la Directiva Pointblank, destruir las fábricas relacionadas con la aviación enemiga, así como las que les suministraban componentes, las penetraciones en territorio enemigo debían de ser más profundas, y había quedado bastante claro que mientras más tiempo estuviesen sin escolta los bombarderos, las pérdidas podrían ser demasiado costosas.

Cambiando de punto de vista, la Luftwaffe también debía de reaccionar.Pero su situación era muy diferente, ya que se encontraba cada día más estirada en muchos frentes.La primera opción, como así se hizo, fue la de reforzar las defensas: tras la Blitz Week, las unidades de caza fueron reposicionadas para situarse mejor en las rutas de los bombarderos.Poco después la JG 3 terminó  su traslado al completo hasta el Frente Occidental.De Noruega y Finlandia llegó la I/JG 5, de Cerdeña la II/JG 51 "Molders".Se formaron dos nuevos Gruppen, el JG 25 y el JG 50.Además, se empezaron a reunir todas las unidades posibles de Zerstöter, equipadas con los Messerschmitt Bf 110G-2 y Me 410A-1.Estas unidades (ZG/1, ZG/26 y ZG/76) estarían operativas a partir de Septiembre.Se trataban de auténticos destructores de formaciones de bombarderos, equipados con baterías de cañones de 20 ó 30 mm y generalmente con cuatro lanzacohetes BR 21.Actuando por grupos, se les encomendó la misión de romper las cerradas formaciones de bombarderos disparando sus armas desde larga distancia.Mientras que no se toparan con los cazas de escolta, su ataques podían ser devastadores.
En definitiva, para septiembre de 1943, el 60% de los cazas monomotores y de los Zerstöter disponibles estaban situados en bases para la defensa del Reich.Este hecho era una de las principales directivas de Pointblank: desviar los recursos de la Jagdwaffe de los demás frentes para luchar contra la 8ª Fuerza Aérea.

La Luftwaffe había aceptado el desafío, y se había preparado para ello.Pero lamentablemente los norteamericanos no lo hicieron así.Aunque entre muchos altos cargos de las FA se oían voces sobre la urgente necesidad de escoltar a los bombarderos, o de que estos sólo actuasen por ahora dentro del radio de acción de los cazas disponibles en ese momento, otros veían necesario realizar las incursiones previstas sobre objetivos más distantes, que por supuesto estarían durante buena parte del recorrido sin escolta.

Blitz Week fue sólo un anticipo.Para las siguientes misiones de finales del verano y principios del otoño, un reequipado VII Mando de Bombardeo se dirigiría a objetivos más al interior de Alemania.Sin embargo, seguían con los mismos modelos de aviones, tanto de bombarderos, como más importante, con los mismos escoltas y su limitado radio de acción.La reforzada Jagdwaffe los esperaba: el desastre iba a llegar.


Fuentes:

-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta, Tomo 4: "Ofensiva en el Oeste"
-Enciclopedia Ilustrada de la Aviación, Editorial Delta, Tomo 6: "La campaña de Bombardeo"
-Aviones en Combate: Ases y Leyendas Nº41: ¨Las Fortalezas Volantes B-17 de la Octava Fuerza Aérea"
-https://www.8thafhs.org/new/
-https://codenames.info/operation/blitz-week/
-https://b17flyingfortress.de/en/












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